La trampa de las expectativas

Miguel-Anxo Murado
Miguel-Anxo Murado EL MUNDO ENTRE LÍNEAS

OPINIÓN

05 may 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Las elecciones son una cuestión de números, pero el cómo se interpretan esos números es una cuestión de expectativas. Pocas veces se ve esto tan claro como en los comicios locales que se acaban de celebrar en el Reino Unido. El Partido Laborista avanza ligeramente, el Conservador se mantiene o retrocede un poco. Y, sin embargo, los conservadores lo celebraban ayer como una gran victoria y los laboristas lo lamentaban como una derrota. Son las expectativas. Es lo contrario que ocurrió hace un año, cuando los laboristas, aunque perdieron, obtuvieron un buen resultado en unas elecciones que Theresa May creía tener en el bote. De nuevo las expectativas. Los conservadores estaban entonces confiados en que un líder laborista pintoresco y torpe como Jeremy Corbyn no podía por menos que perder escaños. Cuando los ganó, cundió el pánico.

Ese pánico ha durado hasta ayer. Por lo que se ha visto, Corbyn no es tan poderoso. Pero de nuevo las expectativas puedes estar creando espejismos. Es cierto que el crecimiento de los laboristas parece haberse detenido, pero siguen estando a un tiro de piedra del diez de Downing Street. Los conservadores tampoco avanzan, y si se mantienen es gracias a la hemorragia de votos a su derecha desde UKIP. La hemorragia puede todavía proseguir y darles algunos escaños más en unas elecciones generales; pero ese caudal de votos euroescépticos está ya próximo a secarse. De hecho, una proyección -siempre especulativa- de estos resultados locales a unas elecciones parlamentarias dejarían a los conservadores como primer partido, pero muy lejos de la mayoría absoluta.

Precisamente, la nota simpática de la noche electoral la proporcionó el secretario general de UKIP, Paul Oakley, a quien no se le ocurrió otro símil mejor que la peste negra para describir a su partido. «Somos como la peste negra en la Edad Media» dijo con total seriedad ante un grupo de periodistas que apenas podían contener la risa. «La Peste Negra llegó y causó una enorme devastación y luego se quedó adormecida, y eso es exactamente lo que nosotros vamos a hacer. Nuestro tiempo todavía no ha pasado, porque Brexit está siendo traicionado».

Brexit es, sin duda, el centro de la política británica ahora mismo, lo que la hace impredecible y apenas comprensible, como el propio brexit. Quizás por eso, como corresponde, los dos partidos principales tienen líderes erráticos. Y mientras que el temor a un radical como Corbyn mantiene a los laboristas pegados a sus resultados de hace un año, la incertidumbre respecto a cómo será la salida de Gran Bretaña del Reino Unido mantiene a los conservadores clavados en su suelo electoral. De como se parezca brexit a lo que cada uno imagina dependerá el futuro electoral de Gran Bretaña. Es decir, de las expectativas.