Waterloo pierde un vecino

Ignacio Bermúdez de Castro
Ignacio Bermúdez de Castro PASOS SIN HUELLAS

OPINIÓN

Kristof Vadino

26 mar 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Puigdemont tuvo la mala ocurrencia de repostar gasolina en el peor de los lugares posibles para que su condición de prófugo de la Justicia no se alargara en el tiempo. Alemania castiga tan duramente como España, o incluso más, los presuntos delitos cometidos por el expresidente catalán, por lo que en un par de meses debería ser puesto a disposición de las autoridades judiciales españolas. Después, como otro ciudadano cualquiera que haya vulnerado nuestro Código Penal, se pasará una buena temporada encerrado en una prisión comiendo, durmiendo y viendo pasar la vida a costa del erario público de su tan odiada España. Paradojas de la vida. Se quiere independizar de quien le va a ahorrar los 4.400 euros de su mansión belga. Y es que Puchi es un ingrato que ha mordido la mano de quien le dará de comer los venideros lustros si un indulto no lo impide, cosa que a quien esto escribe no le extrañaría en absoluto. Además podrá escribir sus memorias, en el silencio de su celda, cuyo capítulo estelar será en el que relate su ineptitud al adentrarse en suelo germano tras conocer que se había reactivado la orden de detención internacional contra su persona. Y es que Waterloo es una plaza gafada para personajes con aires de grandeza. Primero Bonaparte y, dos siglos después, Puigdemont.