Opinión pública

José Francisco Sánchez Sánchez
Paco Sánchez EN LA CUERDA FLOJA

OPINIÓN

20 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El lunes pasado sufrí en mis carnes cómo funciona un régimen de opinión pública basado en la sospecha. Fue solo una versión a escala reducida, soportable, y sin los terribles efectos conocidos. Llegué temprano a la farmacia del hospital: tenía que recoger un medicamento para mi hermano. Hice una pequeña cola delante de la ventanilla y cuando me tocó, como teníamos cita esa misma mañana con el médico, me dijeron que volviera después de la consulta y que preguntara ya directamente por una persona. Cuando regresé casi dos horas después, la cola era más larga. Por precaución, dejé a mi hermano en la fila y me dirigí al mostrador. La profesional que lo atendía se había ausentado un minuto en busca de algo. Me dispuse a esperarla, pero un señor me increpó: que guardara la cola como todo el mundo. Quise explicarle… Ni empezar pude. El hombre, acostumbrado quizá a los abusos de gente encorbatada como yo, me interrumpió gritando. Una señora dijo que, además, tenía que coger número. Le pregunté dónde y contestó que metiera la tarjeta en la máquina. Empecé a contarle que la tarjeta sanitaria de mi hermano nunca funcionó en esas máquinas. Con mala cara, me dijo que metiera la tarjeta. La metí, sumiso, y no funcionó. Dijo entonces que la había introducido al revés, y vinieron otras dos señoras, me arrebataron la tarjeta, la metieron y no funcionó. Se alejaron sin decir nada, con un aire que significaba «menudo inútil». Me puse al lado de mi hermano, temeroso de que me acusaran de algo más. La señora de la ventanilla me llamó: que no tenía que hacer aquella cola, que era para otra cosa, y que ya avisaba a la persona que debía atenderme. Nadie pidió disculpas ni dijo nada.

@pacosanchez