Coumba y los linces

Jaime Miquel
Jaime Míquel LÍNEA ABIERTA

OPINIÓN

08 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Alioú es un joven senegalés que llegó a Madrid hace algunos años. Conoció a Genoveva, pasado un tiempo se casaron y la última primavera tuvieron una hija. Coumba es española, como su madre, pero ellas no se parecen a Mariano Rajoy ni a Francisco Franco. «España falla» o «España es franquista», es un mismo concepto uniforme y hostil de lo español que incluye a las personas corrientes; una idea muy antigua, totalizadora y torpe que nos ha acompañado a los más mayores desde que existimos. Porque este analista es español, como Coumba, qué otra cosa podíamos ser los nacidos en Madrid, y desde luego que no es ninguna desgracia. Tampoco es lo contrario, la única suerte que compartimos con los de Barcelona o los de Lugo es la de habitar una zona del planeta relativamente civilizada, donde hay ciudadanía y seguridad jurídica, también seguridad exterior y un conjunto de condiciones que nos permiten existir sin guerras ni grandes sobresaltos. Por lo demás, es indiscutible que en España convivimos personas de distintas identidades nacionales, pero somos bastante parecidos en nuestras capacidades, metas o aspiraciones y esto es independiente de la idea que cada cuál tenga de sí mismo o de los demás. Un joven barcelonés no es muy diferente de otro madrileño ni este de un murciano, y no le expliques a un alemán o a un inglés lo qué es España porque tienen su propia experiencia al respecto, su idea, que es positiva y no la van a cambiar porque Puigdemont diga que es franquista. Quizá haya que explicar lo obvio, y es que la plurinacionalidad es un concepto identitario español que propone un proyecto de convivencia común, y esto es lo contrario que romper España, como afirma el uninacional inmóvil. Podría decirse que somos los linces ibéricos, pero la mitad de los que viven en Cataluña dicen ser linces europeos. En concreto, ocho de cada diez de los linces autóctonos y dos de cada diez de los linces ibéricos que allí se asentaron, dicen ser europeos. Efectivamente, su gruñido suena distinto, pero nos comemos los mismos conejos. Aquellos dicen comer minotauros, los mismos que nos comemos nosotros cuando vamos de viaje a Ítaca, pero en la realidad, y no en la utopía, son conejos. Tampoco son linces europeos, porque estos nos doblan en tamaño y cazan animales que triplican su peso, como el ciervo o el muflón; quizá sean linces mediterráneos y no ibéricos. Lo que significa que Galicia está en el sur, como Portugal, pero lo mismo sucede con Cataluña. Somos sureños de la Unión Europea desde Fisterra o Cap de Creus hasta Tarifa, un territorio que está construido por los mismos poderes y con las mismas trampas quizá desde que existe España. Habitantes del primer mundo y sureños de la Unión, como los portugueses, los griegos o los italianos; lince y lince, no lince y oso. Coumba tiene su pediatra y va a la guardería, pero aún no sabe dónde ha nacido. Es española, como su madre, pero ellas no se parecen mucho a Soraya Sáenz de Santamaría, tampoco a Susana Díaz.