Las encuestas las carga el diablo. Y las que empiezan a conocerse sobre el resultado del 21D en Cataluña son para olvidar. La prensa más optimista tiende a resumir: igualdad entre el bloque constitucionalista y el independentista, como si fuese un partido de fútbol que va a los penaltis. Pero en la letra pequeña, si nos leemos el prospecto entero, vemos que no es así. La igualdad está en manos de los denominados comunes, traducción simultánea, en manos de (h)Ada Colau. Pablo Iglesias, aunque él no lo piense desde su ego gigantesco, es un secundario en este película catalana. Hace tiempo que (h)Ada Colau se lo tragó. La pata que decidirá quién gobierna, según lo que vamos sabiendo, será la de ese personaje de Gran Hermano que es (h)Ada Colau, una política que es un manual de lo obvio y del oportunismo. Claro que, en el disparate que es la situación catalana, Colau no desentona. Si creemos en esa metadona de las encuestas para los amantes de la política, en esa bola de cristal del futuro del voto que muchas veces falla y se rompe en pedazos, sería los comunes de Colau los que decidan quién gobierna, ERC o Ciudadanos, con una simple abstención. No necesitan ni mojarse mucho. Son ellos los que tiran los penaltis de ese presunto empate. De momento y salvo movilización masiva de los abstencionistas de siempre (si es que van a votar y quién sabe qué votarán), Colau/Domènech/Iglesias tiene a Cataluña en sus manos. Pueden inclinar la balanza del lado de Oriol Junqueras o del lado de Inés Arrimadas. Poniendo los nombres, ¿tienes ustedes alguna duda de a quién apoyarán? Lo único que parece claro en las encuestas es que unos y otros están hartos del procés. Tanto los secesionistas como los no secesionistas. Tanto los que viven allí. Como los que vivimos aquí. La fragmentación del resultado también puede llevar por la vía del consumo de ácidos a que Iceta termine de president a lo Borgen, esa serie en la que la que pierde gana gracias a un multiacuerdo. Especular es gratis, pero el penalti lo va a tirar (h)Ada.