¡Qué cautivadora, la independencia!

Xose Carlos Caneiro
Xosé Carlos Caneiro EL EQULIBRISTA

OPINIÓN

20 nov 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El golpe al prestigio internacional de nuestro país ha sido inmenso. Hablo de la cosa cautivadora de la independencia. Así, como suena, casi en abstracto: la cosa. Habrá que saber quién paga todo esto. Porque hasta el momento nadie ha abierto la boca. Incluso hay políticos del bando unionista que jalean a Puigdemont para ver qué hace en las urnas. Es que una parte de la clase política de este país ya ha perdido el sentido común. Yo no tengo ningún interés en que estos que han incumplido leyes de toda índole y cometido, presuntamente, delitos de una gravedad extrema, se presenten a las elecciones. Igual que no tenía ningún interés en que se demorase la aplicación del tardío 155. Ni mucho menos en contemporizar con aquellos que han apretado hasta el paroxismo la economía, la convivencia y el bienestar de la ciudadanía. Ningún interés, repito. El único afán que aún percute en mi interior con respecto a estas gentes de la «independencia» es que se aplique la justicia. Porque es la justicia quien dirime las pendencias en este país. No la política, que en realidad nunca ha resuelto los horrísonos problemas de España: el paro, que se aminora cíclicamente, y el terrorismo, que lo resolvieron los jueces. Lo demás es charlatanería.

Es que los charlatanes son los verdaderos gurús de este país. En cualquier tertulia de la televisión más de izquierdas del orbe, que curiosamente es propiedad de un independentista, se otorgan soluciones rápidas para cualquier desajuste institucional: ¡hay que dialogar!, dicen. Dialoguemos, pues. El juego dialogal es sencillo. Yo planteo preguntas y que alguien me las responda: ¿Quién abonará el desprestigio internacional del que hablaba al principio? ¿Y los sesenta y tantos millones de euros que gastaba en principio el Govern catalán en embajadas? ¿Y las subvenciones multimillonarias a las asociaciones independentistas y medios de comunicación con tal fin? ¿Quién paga el daño que se le ha hecho al turismo? ¿Han visto cómo bajaban en bolsa las empresas hoteleras mientras la llama independentista estaba encendida? ¿Los ingresos suspendidos y empresas trasladadas y previsiones trastocadas, quién los sufragará? ¿Todo lo que ha perdido el comercio en estas semanas de delirio será abonado por el millonario independentista de la cadena televisiva de las tertulias, y los dialogantes periodistas salvadores, o por el multimillonario entrenador que sueña con ser president? Todas estas son cuestiones pecuniarias que solo los expertos económicos, de Mas Colell a Sala?i?Martin, podrán responderme. Vayamos a otras que incluso responderán los acólitos gallegos del independentismo. Especialmente el magistrado que comanda uno de estos grupos nosos.

¿Las heridas que se han hecho a la separación de poderes son resolubles? ¿El concepto de soberanía nacional, tan constitucional, posee pertinencia? ¿Ustedes anhelan también, como Marta Rovira para Cataluña, una Galicia independiente? ¿Creen como ella que «el Gobierno amenazó a Cataluña con violencia extrema y muertos en la calle»? ¿Será esa Galicia que el BNG y En Marea postulan una Arcadia feliz? ¡Qué cautivadora, la independencia!