«Podebús» y los libros

Ramón Pernas
Ramón Pernas NORDÉS

OPINIÓN

22 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

E ste fin de semana, la tribu de los letraheridos, escritores, editores y libreros conmemoramos aniversarios plurales de nacimientos literarios más o menos apócrifos que van de don Miguel de Cervantes a Shakespeare, pasando por el Inca Garcilaso, y fijamos fecha para el Día del Libro y la Lectura con carácter internacional. 

Frente a un cartel que anunciaba firmas de autores literarios, vi pasar el tramabús de Podemos, o como se llame ese destartalado autobús repintado y achacoso que a ambos lados llevaba impresos los rostros de una suerte de corte de los milagros a los que acusaba impunemente de sintetizar la corrupción política nacional. Añadían los alegres y combativos muchachos de Podemos a Juan Luis Cebrián y al periodista Inda, además de a un importante empresario de una compañía que cotiza en el Ibex, y al mismísimo presidente del Gobierno de España.

El odio con características juveniles, la peligrosa banalidad del todo vale, estaba circulando frente a mí, y sentí nostalgia del debate parlamentario cuando pensé en el carácter perversamente infantil de la falaz propuesta, realizada para el consumo populista que invade a la sociedad española.

Y pensé que los partidos que se autocolocan en la vanguardia de la sociedad podrían aprovechar la ocasión para, en torno al 23 de abril, poner a circular media docena de autobuses que llevasen impresos en sus costados retratos de Mario Vargas Llosa, de Cunqueiro, De Vila-Matas o Manolo Rivas, de Soledad Puértolas o Javier Marías, de María Dueñas o de Fernando Marías; en suma, de las personas que han contribuido con sus libros a que seamos más tolerantes e independientes, más felices y más libres.

Un autobús o muchos autobuses, incluidos los bibliobuses llenos de libros, que proclamasen por calles y ciudades el elogio de la lectura, que nos inviten a leer en soledad compartida, que nos devuelvan el derecho a soñar, que nos acerquen a Kafka o a Melville y que con Alberto Manguel reiteren que no solo el placer de la lectura es suficiente, ya que no hay que olvidar el placer de la memoria, porque también leer es recordar.

Trabajar con palabras que articulen un mundo mágico, de fantasía, frente a la mediocridad contemporánea de la oferta política y la agresión de una crisis prolongada que está modificando las actitudes ciudadanas, sumidas en la resignación económica, social y cultural.

Por eso es urgente, inaplazable, comenzar una tarea de reeducación civil que tenga en la lectura uno de los pilares fundamentales y que declare que el Día del Libro deben ser todos los días del calendario, llenar el almanaque de fiestas individuales que se encuentran en esa residencia de papel que son los libros, porque todo, absolutamente todo está, queridos amigos, en los libros. Felices lecturas.