Los pactos del Gobierno amenazan con reducir las inversiones en Galicia. Que no se equivoque el presidente Rajoy. Una cosa es que los gallegos le seamos más o menos fieles en las convocatorias electorales, y otra muy distinta es que lo vayamos a seguir siendo si reparamos en que el trato a la hora de repartir los dineros públicos es manifiestamente peor que el que se le otorga a las autonomías que menos apoyo le prestan. Tanta defensa numantina respecto a que jamás permitiría, con las leyes en la mano, que Cataluña intentara independizarse de España, y ahora resulta que va a aparcar el ordenamiento jurídico y limitarse a tirar de chequera. 4.200 millones de euros en infraestructuras en Cataluña, una comunidad magníficamente dotada en este campo, nos va a costar a todos los españoles la aventura secesionista de Artur Mas y compañía. Buena manera de sacarse el problema de encima. Lo malo es que para que los catalanes se lleven tanto dinero, otros, entre ellos los gallegos, nos quedaremos con cara de pardillos por habernos limitado a votar mayoritariamente al PP sin reivindicar el derecho a proclamar la República de Galicia. Está claro que el que no llora no mama. Pero nunca es tarde para aprender una lección tan bien explicada. Corrija este desaguisado, señor Rajoy, y trátenos como a uno más. Ya no digo que mejor por eso de ser sus paisanos. Nos llega con que no nos discrimine.