El arquero inmóvil

Ramón Pernas
Ramón Pernas NORDÉS

OPINIÓN

19 nov 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

La fotografía publicada en este diario el pasado miércoles resultaba inquietante. Un arquero instalado en un extraño artilugio y encaramado a un árbol, armado con un sofisticado arco y con la saeta dispuesta para el tiro, aguardaba, camuflado como un Rambo de opereta, sorprender a un jabalí curioso. El moderno arquero, acompañado de otros dos cazadores apostados en sus respectivos carballos o castiñeiros, no consiguieron que durante dos jornadas las piaras salvajes de jabalíes transitaran por la singular selva semiurbana que poco se parecía a la cunqueiriana selva de Esmelle o al territorio mágico de la fraga de Cecebre del Bosque animado.

Emulaban a Paris o a Aquiles del siglo XXI, o quizás a los legendarios Guillermo Tell o Robin Hood, y pretendían dar caza, como en los tiempos en los que las armas de fuego no habían sido inventadas, al cerdo bravo que se adueñó de los bosques gallegos, abandonados a su suerte, y se atrevió a bajar a las ciudades e incluso a visitar las playas gallegas para darse un baño y comportarse como un mamífero superior degustando marisco.

Acaso el hambre activó sus mecanismos de supervivencia y el totémico animal mutó hasta convertirse en un cerdo domestico más.

El porco celta puede ser la solución híbrida al jabalí, dando lugar a una nueva especie que tendrá que ser avalada por Galicia Calidade. Se trata del porkbarín, las mejores carnes, que superarán al jamón de bellota. Incluso podrán tener sabor marino si las incursiones de las piaras continúan frecuentando el litoral.

Lo cierto es que los arqueros se fueron de vacío, y una vez más el instinto animal evitó ser asaeteado por el hombre. Yo no sé cómo sacrificaba Obélix en las historias creadas por Goscinny y Uderzo el manjar jabalinense, que era su vianda preferida. Lo que me consta es que hicieron del animal un simpático icono, lo mismo que sucedió hace unos años que desde la Televisión de Galicia convirtieron al noble jabato en una mascota popular cuando para los chavales se creó el Xabarín Club, que llegó a tener en los últimos años noventa cien mil socios que disfrutaron de dibujos animados, videoclips y canciones con el jabalí y las jabalinas como eje. Acaso alguno de aquellos rapaces sea hoy uno de los arqueros inmóviles que vigilan bosques y fragas aguardando la piara que no llega. Quién sabe.

La realidad es que se ha convertido en un peligro, en un animal arrogante que baja con sus crías a husmear el paisaje, y a hurgar en los desperdicios de las basuras, cruza carreteras y caminos provocando accidentes de tráfico, y ya no resulta el animal amable que había sido hasta ahora. Cuando en Gran Bretaña se prohibió la caza del zorro con jaurías caninas, aquí se inventa una nueva modalidad cinegética: la caza del jabalí con flechas de última generación y con partidas de tres arqueros inmóviles apostados en las copas de los árboles. Lo que hay que ver…