Quo vadis, Sánchez?

Carlos G. Reigosa
Carlos G. Reigosa QUERIDO MUNDO

OPINIÓN

15 sep 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

¿En qué consiste la democracia? Creíamos saberlo. Pensábamos que radicaba en votar y elegir libremente parlamentos y gobiernos que nos sirvan. Pero no. Resulta que la política -lo dijo el novelista suizo Louis Dumur- es el arte de servirse de los hombres haciéndoles creer que se les sirve a ellos. Y en tal cosa estamos, aunque no lo sepamos.

La actual situación en España permite vislumbrar esto con lamentable claridad. Porque hemos votado y está siendo como si no lo hubiésemos hecho. A los elegidos no les cuadran los números de sus intereses y, por ello, nos obligan a repetir el curso y votar de nuevo. ¿Se ha resuelto así el problema? Pues resulta que no, porque no les gusta lo que hemos votado y se niegan a facilitar la formación de ningún Gobierno.

Lo novedoso del actual proceso electoral es que no parece tener fin. Y se pueden señalar muchos culpables de que esto sea así. Pero hay un político que quizá se lleva la palma. Se llama Pedro Sánchez, azarosamente elegido secretario general del PSOE y ahora figurante como perro del hortelano, que ni come ni deja comer. Anhela con locura ser presidente del Gobierno, pero, al no saber cómo conseguirlo, opta por convertirse en un obstáculo insalvable para todos los demás. Ignoro qué adjetivos le corresponden a un político así, ni tengo el menor deseo de averiguarlos. Como muchos otros españoles, solo aspiro a que se desvanezca en el horizonte político. Porque quizá también es peligroso. No sabemos qué está dispuesto a hacer para lograr sus fines, pero creo que somos mayoría los que ya no queremos averiguar hasta dónde está dispuesto a llegar.

Quo vadis, señor Sánchez? Háganos el favor de decírnoslo. Porque quizá con su ausencia la política española se ennoblecería y florecerían los acuerdos, con un PSOE recuperado, indispensable, con futuro, capaz de alcanzar acuerdos y, antes o después, volver al poder. Felipe González supo irse antes de que se lo exigiesen. Y, antes de que eso sucediese, supo alcanzar mayorías absolutas y disfrutar de un enorme respaldo popular. No haga, señor Sánchez, que nos olvidemos de ese gran pasado que, sin usted, puede lucir de nuevo en un futuro próximo. Porque el PSOE es cada día más necesario.