Volvió Paco Martínez Soria

Ernesto Sánchez Pombo
Ernesto S. Pombo EL REINO DE LA LLUVIA

OPINIÓN

03 sep 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Lo más parecido que podemos encontrar a las sesiones de investidura que hemos padecido con sopor y paciencia esta semana son aquellas comedias de Paco Martínez Soria que, a falta de otra cosa mejor, divertían sobremanera a los españoles de los años sesenta y setenta y de las que lo único que uno sacaba en limpio es que todo lo que allí se narraba era una sinrazón y un disparate desmesurado.

Estos días volvimos a recordar aquellas insufribles comedias, o lo que fueran, en las que nadie sabía muy bien lo que hacía, ni por qué lo hacía; en las que el abuelete un día defendía una cosa y al siguiente la contraria; comedias, o lo que fueran, que en definitiva eran un mal entretenimiento y a las que acudían los españoles sabiendo que de poco les servirían, porque se desarrollaban sobre el desvarío y el contrasentido.

Y esta semana, mientras sufríamos las intervenciones y las votaciones de sus señorías, comprobamos que Martínez Soria no solo está abonado a la parrilla de Televisión Española en el horario de la siesta, sino que muchos de los títulos que protagonizó se reponían en la Carrera de San Jerónimo. Los allí aposentados deben de ser fieles espectadores de la tele pública porque nos recordaron una por una las actuaciones del aragonés. Las hemos visto todas. Un enredo de familia, El difunto es un vivo, Se armó el belén, Don erre que erre, Hay que educar a papá, El abuelo tiene un plan y El calzonazos, entre otras. Hubo variedad y abundancia.

Quienes tienen el encargo de resolver nuestros problemas son incapaces de empezar por solventar los suyos y han decidido que lo mejor que pueden hacer es divertirnos con sus ocurrencias y con sus situaciones disparatadas. Quieren imitar a Paco Martínez Soria sin reparar en que el abuelete divertía y se divertía con su dinero, y estos incapaces lo hacen con el nuestro.