Hay dos tipos de cambio político

Andrés Precedo Ledo CRÓNICAS DEL TERRITORIO

OPINIÓN

02 jun 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

En la nueva oferta electoral la promesa del cambio se postula como lo que diferencia a unos partidos de otros, y lo que justifica votar a los nuevos partidos o a los viejos renovados. Pero no siempre bajo esa apalabra se entienden las mismas cosas, y saber diferenciarlo es muy importante para orientar correctamente nuestro voto y para llevar a España al cambio político adecuado. Por un lado, está el cambio promovido por Ciudadanos y por un PSOE renovado, y que se refiere a una nueva manera de hacer política.

En este contexto, cambiar es sustituir la política actual aquejada de corrupción, clientelismo, y falta de diálogo y sensibilidad social por una nueva política más dialogante, más participativa, más democrática y más solidaria con los desfavorecidos por los efectos de la crisis. Un cambio que apunta contra el Partido Popular.

Pero hay otro cambio: el que propugnan Podemos e Izquierda Unida juntos, y que es el cambio del sistema político económico y social, siguiendo la línea del neomarxismo y que está dando origen al neocomunismo actual. Para ejemplificarlo, reproduzco la respuesta que un alcalde populista daba a un ciudadano que le reclamaba la ausencia de gestión y la falta de un proyecto de ciudad. El alcalde le respondió: «Yo no he venido aquí a gestionar la ciudad, sino a cambiar el sistema». Y ese es el cambio al que se refieren los partidos de esa nueva izquierda en España y que tanto recuerda a los postulados de los años setenta, solo que aplicando una nueva metodología participativa. Recuerdo aquel profesor universitario que lideraba la corriente científica llamada radical, que me decía: «A mí el debate metodológico no me importa tanto, porque ahora lo más importante es cambiar el sistema desde la teoría revolucionaria, y a eso debe subordinarse todo lo demás». Todo aquello fracasó, pero muchos incautos se ilusionaron con un futuro distinto. Por eso, cuando votemos por el cambio debemos pensar bien a qué cambio nos referimos para no recaer en errores del pasado. Lo que nos jugamos es nuestro futuro.