Un avión perdido y algo más

Yashmina Shawki
Yashmina Shawki CUARTO CRECIENTE

OPINIÓN

23 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Se ha perdido un avión en el Mediterráneo. Un pequeño avión de pasajeros de la compañía egipcia Egypt Air. Un avión con 56 pasajeros y 10 tripulantes. Un avión que despegó de París, la capital que hace unos meses sufrió uno de los ataques terroristas yihadistas más brutales, con destino a El Cairo, la capital de uno de los países musulmanes más odiados por las organizaciones más radicales de esta religión y que también ha sido atacada por ellos. No es difícil ni tampoco inverosímil deducir que el avión fue víctima de un atentado terrorista, aunque, hasta ahora, nadie ha reivindicado su comisión, por lo que, hasta que se encuentren las cajas negras todo es especulación.

El Mare Nostrum se está convirtiendo, por uno u otro motivo, en un gigantesco cementerio, metáfora de lo que separa, cada vez más, la orilla norte de la sur. Mientras decenas de miles de refugiados y emigrantes económicos se agolpan en las costas de Egipto, Libia, Túnez, Argelia y Marruecos, los ciudadanos de los países ribereños, como España, Italia y Grecia, miramos con preocupación el horizonte de una oleada de personas sin nada que perder. Pero lo que de verdad nos inquieta es que las guerras civiles en Siria y Libia, el caos en Irak y la olla social egipcia a punto de estallar trasladen sus conflictos ya no a nuestras costas sino a nuestras ciudades. Por ello, quizá, la información que nos llega del siniestro está tan medida. La verdad, una vez más, yace en el fondo de un mar de agua salada y de miedo e incomprensión.