Las hojas muertas

Ramón Pernas
Ramón Pernas NORDÉS

OPINIÓN

21 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El título de la vieja canción francesa suena a columna otoñal, a los primeros fríos y al remolino de ocres de las hojas caídas jugando a la rueda con el viento. Tiene toda la nostalgia de un tiempo que es el envés del que estamos viviendo en esta crecida primavera que alcanza todo su esplendor.

Ayer, junto a un colegio, me encontré tirado en el suelo un manojo de papeletas de las pasadas elecciones de diciembre. Allí estaban las listas de los partidos que concurrían con sus nombres para ocupar escaños en el Congreso de los Diputados, y, revueltas, ofrecían opciones desde los animalistas, los populares, socialistas y podemitas hasta los falangistas en permanente y frustrada resurrección.

Tal visión, sic transit gloria mundi, motivó una reflexión que me llevó desde la dimensión efímera de las papeletas dispersas en espera de que un barrendero municipal las condenase para siempre a la basura, a la incapacidad de los partidos que optan a una impostada segunda vuelta, para ponerse de acuerdo en recortar la inversión publicitaria del Estado, no consintiendo prescindir de las papeletas enviadas a los domicilios de los supuestos electores.

Eran las hojas muertas de unos comicios que no consolidaron un Gobierno, que jugaron a fantásticas y fantasmales coaliciones, que se obstinaron en sumar contra natura y en restar contra la ciudadanía, obnubilados en reiterar por segunda vez en seis meses los mismos tics, obcecados en tropezar de nuevo con la misma piedra.

En esta ocasión los nuevos partidos, los emergidos antes llamados emergentes, en esa jerga submarina que haría las delicias de Jules Verne, con mareas crecientes convocando a la ciudadanía, redondean las candidaturas con florituras emocionales como en la oportunista plataforma de la unidad gauchista que sustituye, mediante el inexistente pero habitual artículo treinta y tres, a la número uno de la lista cordobesa por un vejo comunista, un comunista viejo, ideólogo de la unidad de la izquierda y vigilado por la número dos, otra conocida leninista que estuvo muchos años casada con Anguita, a quien, por cierto, le han ofrecido el puesto simbólico de cerrar la lista de Córdoba.

Hay en la relación de candidatos de ese partido polimorfo que dice representar al centro, que no es otra cosa que un lugar donde sentirse, Ciudadanos, dieciséis nuevos números uno en las listas de candidatos. Han sido designados, que no elegidos, por desplazamiento, que es una nueva forma de hacer política, con cómicos monologuistas incluidos.

Me agaché a coger una inútil papeleta como recuerdo. Leí el primer nombre de la lista. Era Pedro Sánchez, que realizó toda su campaña en mayestático, como presidente in pectore. El Napoleón de opereta electoral todavía ignoraba dónde está su Santa Elena, su santa Susana andaluza, vigilante y vigilando el recuento de votos.

No recogí de la acera la papeleta de Mariano Rajoy, menuda papeleta, debió de caer de canto cuando las tiraron al suelo, El día estaba soleado, la primavera estallaba en las copas de los árboles, el calor se asomaba a la calle, pero todo me recordaba a las hojas muertas y hasta pude escuchar su melodía.