La corrupción no es lo peor

Manuel Blanco Desar
Manuel Blanco Desar SÍNDROME G

OPINIÓN

15 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El presidente del Bayern de Múnich, Uli Hoeness, tenía una cuenta en Suiza. Defraudó alrededor de 27 millones de euros al fisco alemán. Georg Winter, presidente de la comisión de presupuestos del Parlamento bávaro, tenía en nómina de ese Parlamento a sus hijos, de 13 y 14 años de edad, como asesores informáticos, nepotismo prohibido por las leyes bávaras y por la normativa contra el trabajo infantil.

Pese a eso, Baviera y sus alrededores -Tirol, Praga?- concentran la menor tasa de paro de Europa, inferior al 3%. Con este pequeño ejemplo siento informarles que la corrupción no es la causa de la miseria de las naciones. Ayudar no ayuda, pero la causa no es. De verdad que lo siento. Seguro que la mayoría de los españoles es más feliz pensando que todo es culpa de tanto corrupto, pero ese es un topicazo tropical. Pasa como con el dedo y la luna.

Desde luego que la corrupción es execrable e infame, algo a combatir sin cuartel por tierra, mar y aire, pero no es la causa de que concentremos las regiones con mayor paro de Europa, tanto ahora como hace décadas. La España meridional, con Andalucía a la cabeza, persevera desde los 80 en cerrar a peor la clasificación continental del desempleo. Diez veces más paro crónico que en Baviera. Y en el norte del sur de Europa tampoco chuleemos.

Peor que la corrupción es la otra ineficiencia: invertir sin resultados. Los pueblos ricos gracias a su eficiencia pueden permitirse el lujo de cobijar a tipos como Hoeness y Winter, pero nosotros no. Por desgracia la naturaleza humana es así. Antes, cuando había sabios estadistas que leían tochos para luego reflexionar ?no existía esa escuela de filósofos que es el Twitter, ni ágoras dialécticas tipo El Hormiguero-, ya hubo quien descubrió que los hombres no son ángeles y que por tanto deben imponerse controles independientes -James Madison dixit, constituyente y cuarto presidente USA-. Por cierto, la reciente sentencia del Tribunal Supremo español que condena al Tribunal de Cuentas por nepotismo es lo peor de lo pésimo, al combinar corrupción con ineficiencia en los controles. Pasó sin pena ni gloria. Gusta más el morbo bandolero.

Aquí seguimos cultivando tópicos falaces: los países ricos lo son porque gozan de muchas materias primas; toda inversión en educación es rentable -depende de qué y cómo, porque creando endogámicas cátedras de epistemología económica no es probable-; el AVE promueve el desarrollo, como certifica Andalucía desde 1992... Y así seguiremos en el pozo y cavando. Quienes ven hueco, emulando a Grecia o Venezuela, le dan la razón al resentido pueblo, siempre adulado por sabio e ilustrado -pobres afrancesados-. The black kiss dolls es alta cultura y Mozart basurilla infantil. Ética kantiana pura. La oclocracia suple a la democracia. Pero, o tomamos la senda de los exitosos -en cualquiera de sus variantes, como Corea del Sur o Escandinavia-, o terminamos como las tórridas repúblicas bananeras, repartiendo equitativamente la miseria.