No se me desmayen por lo que voy a decir. Pero no descarten ni por un momento la posibilidad de que tengamos que hacer frente a unas terceras elecciones, que serían allá por el mes de diciembre o enero. Más o menos un año después de haber iniciado el proceso para tener un nuevo Gobierno. Así que reserven sitio en el gimnasio y vayan ejercitando los bíceps, los tríceps y hasta el coracobraquial, que lo vamos a necesitar para despachar papeletas. Y prepárense, porque a nada que hagamos números, veremos que el 26J no nos va a resolver grandes cuestiones, a pesar de que la alianza de la izquierda concede un nuevo carácter al escenario político en el que aún está por evaluar el peso de la abstención. Pero, por mucho que se muevan las cosas, nada indica que la situación dé el vuelco necesario para formar Gobierno.
Y no lo indica porque el reparto de fuerzas de derecha e izquierda, una vez demostrado el rechazo a las mayorías, va a quedar más o menos como el 20D. Y con la incapacidad que han demostrado estos aprendices para el consenso, podemos situarnos donde estamos. Si los mandamases socialistas -no Pedro Sánchez, sino los que mandan- siguen negando, como parece que siguen, apoyos a izquierda y derecha; si Ciudadanos se decide a mantener el tapón de Rajoy para aupar al PP, como dice; y si la suma de estos y socialistas se antoja insuficiente, a ver de dónde sale un nuevo Ejecutivo. Si, como parece, unos y otros no han movido un ápice sus posiciones y mantienen los vetos que nos llevaron hasta aquí, va a ser difícil romper el tablero.
Por eso lo mejor es ir preparando el cuerpo para adaptarlo a consultas continuadas. Mucho gimnasio. Es lo que nos queda. Porque esta camarilla está convencida de que, además de pagarles, tenemos que solucionarles nosotros sus ojerizas y rencores. No entendieron nada. Son así de zotes.