Granujas de medio pelo

Luís Pousa Rodríguez
Luís Pousa FARRAPOS DE GAITA

OPINIÓN

05 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

A mí de todo este lío de Mossack Fonseca lo que de verdad me perturba son los nombres de las empresas offshore, que andan a medio camino entre la marca blanca de whisky del híper y el estribillo de una canción de Eurovisión: Red Rose, Península Corp Hypersonic Ltd o Waldorf Overseas Investments.

¿Cómo se bautiza una sociedad en las Islas Vírgenes? ¿Tiene Mossack Fonseca un muestrario de compañías, como aquellos libracos con recortes de telas que había antes en las mercerías? ¿Manejan un algoritmo que combina al azar palabras molonas en inglés? ¿O habrá un negro literario dedicado a componer estos haikus empresariales?

A los españoles pillados con las manos en la lista se les ha acusado de antipatriotas por huir del fisco, pero a mí me parece mucho más grave su antiespañolismo idiomático. Porque incluso el castizo Almodóvar, en lugar de llamar a su compañía Calzada de Calatrava SA, la bautizó con aroma a malta de saldo: Glen Valley Corporation. Menos mal que para defender el espíritu nacional tenemos a la señora de Cañete, de los Domecq de toda la vida, que tenía sus ahorrillos en Rinconada Investments Group SA. Por lo menos suena a spanglish. Aunque entre tanta sociedad opaca, la única que presume de marca España es Delantera Financiera SA. ¿De Leo Messi? Qué va. De Pilar de Borbón.

A mí toda esta horterada de nombres me recuerda a la espeluznante decoración de la casa de Woody Allen en aquella peli en que él y su santa se hacían millonarios vendiendo las galletas que fabricaban como tapadera para atracar el banco de la puerta de al lado. Se titulaba Granujas de medio pelo.