Si no se produce un cataclismo, y no lo tienen previsto los servicios de meteorología, el presidente Núñez Feijoo anunciará hoy que vuelve a intentarlo, después de estar deshojando la margarita durante meses y dando que hablar y que escribir a tertulianos, escribidores y plumillas. Feijoo optará a otro mandato confirmando el hecho de que no parece fácil que quien alcanza el poder esté dispuesto a dejarlo motu proprio; con la excepción, claro está, de José María Aznar, cumplida la misión encomendada de sacarnos del rincón de la historia.
A día de hoy, Núñez Feijoo es el único candidato popular que tiene posibilidades de instalarse en San Caetano. Por su tirón y porque sus adversarios necesitan tiempo. El BNG para recuperarse de los disgustos y asentar el nuevo proyecto de Ana Pontón; las Mareas lo necesitan para aclararse y saber quiénes son sus compañeros de viaje; y el PSdeG más que tiempo lo que precisa es un milagro.
Así que con este panorama teóricamente favorable, el presidente gallego ha decidido buscar un refugio a la espera de lo que acontezca en la política nacional. Porque si Sánchez consigue gobernar, puede ser un buen recambio para el cambio y si lo lograra Rajoy, también dispondría de tiempo para buscar su sucesión en el partido.
La estrategia de Feijoo, pues, parece de libro. Lo que desconocemos es el peso que Galicia y los gallegos tuvimos en esta estrategia. Si es que lo tuvimos.