El honor de Europa

OPINIÓN

01 abr 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

La humanidad diferencia a humanos de humanoides. La decencia ética distingue la Europa europeísta de otras europas. Asistir a seres humanos que huyen de la guerra es, además, una superior obligación jurídica.

Para quien no tiene principios ni metas honorables todo es negociable y voluble. Homo sum, humani nihil a me alienum puto, escribió Terencio, bereber manumitido y renacido romano. Nada humano nos debe ser ajeno, tampoco esto. Sin embargo, los europeos actuales, muchos medrosos y sin principios, abandonan la hipocresía para caer en el cinismo ante el drama de Siria. Conviene aclarar que, a falta de santos, los hipócritas son preferibles a los cínicos. Al menos aquellos reconocen un código moral básico y disimulan su transgresión, frente a estos, que hasta se ufanan de su anomia.

Asistir a los refugiados sirios es tan urgente como necesario es dotarnos de una estrategia para evitar errores análogos, el primero no atajar su causa causorum. Europa corrompe su alma porque solo es una unión nominal, no real, y además, viéndose débil y vieja, se acobarda ante ataques como los de París o Bruselas. Un bombardeo de la Luftwaffe producía más dolor en una noche y no por eso se bloqueaba Londres. Vincular el drama de los refugiados con la abominación yihadista resulta miserable, nexo urdido por quienes odian la Europa representada por nuestra bandera, arriada por munícipes varios. Una Europa imperfecta, sin duda, pero con bases nobles, que cabe perfeccionar, no destruir. La otra Europa, la de los nacionalismos extremos, el racismo y el totalitarismo pardo, negro, azul o rojo ya la conocemos.

Los refugiados nos demuestran que Europa vale la pena y que es un faro de luz en un mundo tenebroso. Los que pueden vienen aquí, y no van a Arabia Saudí, mucho más cercana vía Jordania, y más próspera, con 50.000 dólares de renta -puesto 21 del planeta- que la propia Alemania -número 29-. Aunque para asumir esta obligación exterior debemos ser solidarios en el interior, repartiendo cargas según población y renta. Quienes defendemos un Tesoro único europeo para superar la crisis debemos ser congruentes y no ignorar a Alemania y Suecia. Ser europeísta es tener palabra y honor.

Pero, pensando a medio plazo, también debemos ser perseverantes en abordar las causas. Hoy es Siria, mañana puede ser Libia, Argelia, Egipto? casi diez veces más damnificados. Constituir un Ejército federal europeo resulta vital para limitar colapsos similares. Obama nos lo dice claro en su reciente entrevista en The Atlantic: somos unos gorrones. Y la solución es exportar democracia, fomentar el empoderamiento femenino en esos países, estimular que los refugiados e inmigrantes regresen bien capitalizados a sus comunidades, para ayudar a la mayoría misérrima e invisible, que ni siquiera puede costear su viaje a Europa.