Rajoy, Sánchez y Rivera estarán felices. Iglesias, como Saturno, importante dios de la mitología romana, está devorando a sus hijos, véase a sus antaño máximos colaboradores. Sergio Pascual, ex secretario de Organización de la formación morada, y errejonista donde los haya, ha sido cesado fulminantemente por discrepar del Gran Hermano Iglesias. Las desavenencias con Íñigo Errejón son tan evidentes que este se encuentra desaparecido de la escena política. Son tales las ansias de control absoluto de Iglesias que poco le importa destrozar a Podemos, una formación que nos han vendido como asamblearia. Menuda desfachatez. ¡Los círculos han muerto, viva el caudillo! Los que amamos la Historia reparamos en precedentes. Stalin se deshizo de estrechos colaboradores antes de su acceso al poder absoluto. Franco aparcó la carrera de prestigiosos generales que obstaculizaban su caudillaje por la gracia de Dios. Kim Jong-un, en Corea del Norte, lo hace a diario. Esperemos que, de no haber elecciones, se repare en la personalidad absolutista de Iglesias a la hora de pactar fórmulas de Gobierno. De haber comicios, seguro que la ciudadanía sí se ha percatado de ello. Porque el pueblo, además de soberano, no es necio, como algunos piensan. Repare en ello, caudillo Iglesias.