Tapadas por Rohaní

Yashmina Shawki
Yashmina Shawki CUARTO CRECIENTE

OPINIÓN

02 feb 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Nuestro refranero popular recoge el dicho de «Donde fueres, haz lo que vieres», lo que en el Quijote se expresa como: «Cuando a Roma fueres, haz como vieres». Adagio aplicable a todos, salvo que seas el primer ministro de Irán en visita oficial, claro. No tengo nada en contra de que, en aras del buen entendimiento, la apertura de relaciones diplomáticas y la mejora de las negociaciones comerciales, cuando llega el representante de un país en visita oficial se le intente agasajar con la mayor de las cortesías, incluso facilitarle la estancia ofreciéndole alojamiento y comida que sea de su agrado. La hospitalidad es parte de la mayoría de las culturas. De hecho, cualquier anfitrión haría lo mismo, incluso cuando se trata de la visita de un amigo a un ciudadano particular.

Pero lo que sí creo que está fuera de todo lugar es intentar agradar a un visitante ocultando lo que es parte de nuestro acervo cultural, de nuestro orgullo como nación, de nuestro legado histórico. Creo firmemente que tapar las esculturas que muestran desnudos es una claudicación inaceptable ante el representante de un país teocrático, claro exponente de lo que es la privación de los derechos y libertades del individuo y, sobre todo, de la consideración de la mujer como ser de pleno derecho.

Más aun, me parece lamentable y vergonzoso no permitir que Rohaní tuviera la oportunidad de distinguir lo que es una obra de arte magnífica de una representación obscena del cuerpo humano. La obsesión que tienen por ocultar el cuerpo humano, sobre todo el de la mujer, no puede ser trasladado a nuestras sociedades. Bastante difícil sigue siendo la situación de la mujer como para retroceder en lo logrado hasta ahora. Además, si no están dispuestos a respetar nuestras costumbres, ¿por qué tenemos que aceptar las suyas?