El oro negro y el sol

Yashmina Shawki
Yashmina Shawki CUARTO CRECIENTE

OPINIÓN

26 ene 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

No hace falta ser economista ni tener grandes conocimientos sobre los mercados mundiales para saber que desde hace años estamos inmersos en un cambio de ciclo. Un cambio provocado por la crisis, que algunos han calificado de desaceleración y otros de recesión, y a la que nos ha llevado la agonía del sistema anterior. Un cambio que, como todo aquello que es desconocido, produce miedo e incluso reacciones en contra y que sin duda provocará muchas víctimas, más de las que ya hay. Porque no se trata solo del cambio del sistema económico y la evolución del sector bancario y financiero, sino sobre todo del modelo productivo, con la readaptación que implica tanto de la economía como de la mano de obra y del consumo energético.

La percepción de que debemos modificar el statu quo ha tenido su reflejo en la actual inestabilidad política así como en la reacción de algunos baremos económicos. Primero fue la constatación de que el sistema bancario era un saco sin fondo con los pies atrapados en el desmedido crecimiento de la construcción y de las curiosamente casi olvidadas hipotecas basura. Después fue el tambaleo de la moneda única, el euro, al que muchos acusan de haber obligado a circular por la misma vía a trenes económicos con diferentes velocidades y cargas. A continuación se produjo la desaceleración, cuando no frenazo, de las economías emergentes cuyo crecimiento resultó ser un bum poco duradero.

Y ahora, por fin, el estallido de la burbuja energética. Después de años de subidas indecentes, la llegada al mercado de crudo a bajo coste producido mediante fracking y la apertura de nuevas zonas productoras han hecho caer en picado su precio. El levantamiento del embargo a Irán solo ha agravado la situación. El cambio es imprescindible. No será fácil, pero comencemos mirando más al sol y menos al suelo y a su oro negro.