Hacienda eres tú

Mariluz Ferreiro A MI BOLA

OPINIÓN

13 ene 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

¿Qué es Hacienda?, dices mientras clavas en mi pupila tu pupila azul. ¡Qué es Hacienda! ¿Y tú me lo preguntas? Hacienda... Eres tú. Tú. El vecino puede que un poco menos. Hace tiempo que el chascarrillo circula por Internet. Pero alguien con galones tenía que destacarlo de forma oficial. Es un favor a los españoles. Una palada de realidad a los contribuyentes. La abogada del Estado María Dolores Ripoll ha hecho un servicio público similar al de ese hermano mayor que le dice al pequeño: «Espabila, que son los padres». Resulta que aquello de «Hacienda somos todos» era solo un eslogan publicitario. Comprobar cómo se verbaliza un secreto a voces es duro.

La sospecha siempre ha estado ahí. «Era algo que uno ya se temía», dice el juez Castro. El látigo recaudatorio suele ser implacable con las nóminas, esas cajas de bombones tributarias en la que, al contrario que la de Forrest Gump, Hacienda casi siempre sabe lo que le va a tocar. Otra cosa son las cuentas en paraísos fiscales, los grandes negocios que descansan bajo marañas de testaferros, las sociedades asociales y toda esa fauna parasitaria. Se ve que a esos lugares recónditos y oscuros cuesta mucho más llegar. Allí tampoco parece convencer el mensaje publicitario y Ripoll ha dado argumentos para que no cale nunca.

En el caso de la infanta Cristina y en el de cualquier otro ciudadano (valga la paradoja) no hay que exigir una sentencia de culpabilidad por adelantado. Pero, visto lo visto, ya ni siquiera es cuestión de pedir un equilibrio milagroso o un tratamiento aséptico de la cuestión. Habrá que mendigar unas migajas. Un poco de disimulo, de decoro, de relato igualitario. Al menos que nos quede una digna puesta en escena.