Una larga lista de damnificados

Tino Novoa EN LA FRONTERA

OPINIÓN

11 ene 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Artur Mas ha reforzado su imagen de mago de la política. En realidad, su maniobra es más propia de un animal acorralado que se revuelve con saña para morir matando. Porque su renuncia in extremis para evitar unas nuevas elecciones en las que su partido estaba abocado al hundimiento solo deja heridos tras de sí.

De entrada, la democracia. Una vez más, los independentistas han pisoteado todos los principios democráticos. Un acuerdo extramuros parlamentarios que se ha burlado de lo que los catalanes decidieron en las urnas, como reconoció el propio Mas. Los secesionistas han abusado de su mayoría para imponer una sesión de investidura despreciando las normas parlamentarias más elementales. La Cámara que representa a todos los ciudadanos ha quedado reducida a un mero instrumento al servicio de una minoría que quiere imponer sus tesis a la mayoría.

Herida queda también la sociedad catalana. Tras el esperpento de estos tres últimos meses, ahora deberá soportar las tensiones que genere un Gobierno que en vez de solucionar sus problemas, como correspondería, se va a dejar la piel, en palabras de su nuevo presidente, en un desafío al Estado que lo único que va a conseguir va a ser exacerbar los enfrentamientos políticos y sociales.

Y heridos quedan partidos y políticos. Empezando por la CUP. Tantas asambleas para esto, para que al final su cúpula haya hincado la rodilla, por mucho que intenten vender como un éxito el paso a un lado de Mas. Tocado queda el movimiento asambleario y tocado queda Oriol Junqueras, que ya se veía como presidente tras unas nuevas elecciones y ahora tendrá que conformarse con la vicepresidencia. Pero la onda de damnificados llega tan lejos que alcanza a Pedro Sánchez. Si ya lo tenía difícil, a partir de ahora sus posibilidades de formar Gobierno se reducen prácticamente a cero, porque Mas acaba de darle a Susana Díaz la munición que le faltaba.