A la vista de los resultados de las elecciones, bien cabe decir que eran cuatro las grandes fuerzas políticas elegibles, que ayer pasó lo que pasó y que inauguramos un nuevo marco con esas mismas cuatro fuerzas presentes y con novedosas combinaciones posibles. Pero, ¿quién está de verdadera enhorabuena a las vista de los resultados? Tal vez solo Podemos y sus aliados, porque, en ausencia de una fuerza con mayoría absoluta, el partido de Pablo Iglesias ha emergido con un resultado que le puede permitir tocar poder a la primera.
Han sido buenos los resultados del Partido Popular, sin duda, pero, en el nuevo marco resultante, pueden resultar insuficientes. Y no han sido tan buenos como se esperaban los de Ciudadanos, que no podrán complementar a los populares hasta configurar una mayoría absoluta. Pero todo esto no quiere decir que el acuerdo entre PSOE y Podemos sea fácil. Parece lógico, pero también podría resultar imposible. Porque, ¿quién sería el presidente del Gobierno? ¿Pedro Sánchez? ¿Pablo Iglesias? Los dos saben que compiten -en buena medida- en el mismo territorio político y por la misma clientela de votantes.
Vistas así las cosas, ¿cuánto tardaremos en saber el nombre del futuro presidente del Gobierno de España? Lo ignoro. Estamos ante un Parlamento a la italiana o algo similar y esto requiere diálogo, cintura y, a la postre, capacidad y voluntad de acuerdo. Hay que perseverar en la senda del pacto porque, como ya dijo Platón, «allí donde el mando es codiciado y disputado, no puede haber buen gobierno ni reinará la concordia».
Creo que los primeros augurios favorables -ante una situación que sin duda es complicada- podríamos encontrarlos en la propia campaña electoral, en la que, en general, todas las fuerzas políticas se han tratado con respeto y sin estúpidas amenazas. Este es un buen principio. El resto, nos lo deben, en forma de negociaciones y acuerdos.
No creo que ayer haya nacido «una nueva España», como afirmó Pablo Iglesias en su primera intervención tras conocerse los resultados, pero no tengo la menor duda de que el marco político sí que es nuevo y apunta hacia acuerdos sociales y quizá también territoriales «que respeten nuestra realidad plurinacional». Iremos viendo. Porque todo esto requerirá su tiempo.