No, no fueron unas autonómicas, pero...

Laureano López
Laureano López CAMPO DE BATALLA

OPINIÓN

21 dic 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Anoche, al mismo tiempo que se hacía el recuento de votos de los gallegos, de Vigo a Negueira de Muñiz, se descontaban las horas para la próxima cita electoral en Galicia, las autonómicas del (presuntamente) próximo octubre. ¿Qué influencia tendrán estos resultados? En primer lugar, afectará a la proclamación de candidatos: si hasta ayer había dudas de quiénes aspirarán a presidir la Xunta, hoy serán más grandes, aunque todo el mundo tiene bastante claro que las opciones del PPdeG de conservar Galicia pasan porque repita Feijoo. Ayer se vio que el descontento no es, siendo enorme, solo con el gobierno de turno, sino también con la oposición. Los resultados del PPdeG están lastrados por Rajoy, por las políticas de Rajoy y por los titubeos de Rajoy -pero, obviamente, no solo por Rajoy, ni solo por la aparición, discreta, de Ciudadanos- mientras la caída en apoyos del socialismo gallego (que maquilla manteniendo sus seis diputados, un logro relativo) no parece tanto responsabilidad de Pedro Sánchez como de lo que se cuece en un PSdeG que pierde el título de fuerza referente de la izquierda a costa de una coalición tripartita montada ¡hace dos meses! En Marea, muy deudora de Podemos, es segunda en Galicia al fagocitar también a un BNG que, transmutado en Nós, fue el gran derrotado de la jornada electoral, quedándose tras 20 años fuera del Congreso y siendo superado incluso por Ciudadanos en las cuatro provincias, un golpe fenomenal del que tendrá muy difícil recuperarse. En clave de edad, queda claro que muchísimos jóvenes no comulgan con los partidos tradicionales. Pero ya no solo los jóvenes. Se ha producido más que una fractura generacional. Hasta octubre, hay cierto margen para que esos partidos corrijan sus viejos errores, o para que las nuevas fuerzas y coaliciones cometan los suyos propios. También, para que haya gobierno español o haya, y es una posibilidad preocupante, aunque tristemente realista, desgobierno español. Pero quien hoy proclame que las elecciones de ayer nada tienen que ver con las autonómicas, que no se pueden hacer extrapolaciones, quizás esté declarando ya su incapacidad para asumir que el escenario ha cambiado. Y mucho.