Por razones que no vienen al caso, han caído en mis manos unos catálogos de productos navideños, lotes de regalos para estas fechas y cestas de Navidad. Como se pueden imaginar incluyen turrones y productos similares, embutidos, vinos y licores varios, además de algún que otro producto de los, con pedantería, denominados gourmet. Los precios de los mismos son muy variables, desde los cuarenta a los trescientos cincuenta euros, por lo que creo poder afirmar que he visto una buena representación de estas ofertas. Pues bien. Me ha llamado poderosamente la atención que aunque las empresas distribuidoras eran gallegas ninguno de los productos que incluían en las cestas era de la tierra.
Los turrones, lógicamente, eran alicantinos, los vinos de la Rioja o de Cariñena, los embutidos andaluces o leoneses y el cava, como no catalán. Sobre los productos gourmet, su procedencia era variada pero como en el caso anterior, ninguno era gallego. Tenemos en Galicia fabricantes de turrón de chocolate, yema tostada, aguardiente o licor café; se trata de artesanos jóvenes todavía poco conocidos y se puede entender que los turrones alicantinos, de muy buena calidad copen esa parte de la cesta.
Lo que no me parece de recibo es que con los magníficos vinos de A Ribeira Sacra, de las Rias Baixas o del Ribeiro, ni una sola botella esté presente en la muestra y si, en cambio, unos caldos de otras denominaciones de origen con los que podemos competir en calidad y precio. Lo mismo ocurre con los embutidos. Estoy de acuerdo en que no podemos competir en la calidad del Jamón, aunque el porco celta ataca con fuerza, pero nuestros chorizos de As Nogais o Manzaneda nada tienen que envidiar a los leoneses y, menos aun, los salchichones de O Courel. En lo que se refiere a los espumosos también están surgiendo iniciativas gallegas que se podrían apoyar incluyéndolas en las cestas en esta época de mayor consumo. No pretendo hacer nacionalismo gastronómico, cada uno compra lo que da la gana, lo que gusta, o lo sus posibilidades le permiten.
Sin embargo, parece sorprendente que algunas distribuidoras gallegas opten por no incluir ningún producto de la tierra en sus ofertas navideñas para que, al menos, los compradores puedan elegir. Es verdad que, cada vez más, muchas pequeñas tiendas incluyen nuestros productos en esos lotes regalos pero todavía representan una pequeña porción de la tarta. Si quieren que les diga la verdad, a mí los productos gallegos me ayudan a sobrellevar la Navidad: unos buenos grelos, algo de marisco y un godello de A Ribeira o un tinto de Monterrey me hacen olvidar lo que de melancólico tienen estas fechas. Lo que ni con eso consigo superar es la visión de Santa Claus ahorcado en las ventanas; para mí que eso tampoco es gallego.