El derribo de un avión de combate ruso SU-24 por otro turco F-16 constituye una agresión militar que pudiera originar una crisis de Rusia con la OTAN, de graves consecuencias para la paz mundial. Rusia y Turquía tenían muy buenas relaciones a nivel político y militar, hasta el punto de que Rusia estaba vendiendo material de defensa a los turcos y estos días estaba prevista la visita del ministro de Asuntos Exteriores a Ankara que, por supuesto, fue suspendida. Parece que Putin se quedó sorprendido de la reacción turca ante el paso de un avión de combate ruso durante 17 segundos por el espacio aéreo turco. ¿A qué se debe una reacción tan desproporcionada? Tendríamos que examinar la postura de Turquía en el conflicto sirio yihadista, donde el principal enemigo de Al Asad es Erdogan, muy crecido después de las elecciones ganadas por mayoría absoluta. Así podemos encontrar que los llamados turcomanos sirios forman parte de los rebeldes contra el régimen sirio y, por su parte, los kurdos juegan un papel importante en la lucha contra el EI, por lo que los turcos no terminan de tener un papel claro en esta lucha. Si pensamos en la entrada de Rusia con bastante fuerza del lado de Al Asad, cosa que no ha sentado nada bien a EE.UU., podemos empezar a comprender el reto que Turquía ha lanzado a Rusia, sin medir las consecuencias, creo yo, de tan grave movimiento estratégico. Y seguramente lo ha hecho porque se siente protegida por la OTAN.