Nadie se cree nada

Enrique Clemente Navarro
Enrique Clemente LA MIRADA

OPINIÓN

23 nov 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace cuatro años Rajoy barrió en las elecciones haciendo promesas que empezó a incumplir nada más asumir el poder. Su justificación es que desconocía las dimensiones del desastre que le dejaba Zapatero, la famosa herencia recibida. Un argumento fácilmente desmontable porque fue precisamente la denuncia de esa situación la base de su campaña. Ahora nos promete una Arcadia feliz donde reinará el bienestar y el empleo. Los mejores años de nuestras vidas. Su estrategia es ocultar la cara B de la recuperación, ese tercio de españoles abandonados en la cuneta. Ni siquiera va a tener que esforzarse mucho porque el demencial desafío independentista catalán y los atentados de París le permiten presentarse como garante de la estabilidad y la seguridad y neutralizar hábilmente a sus adversarios. El PSOE vuelve a su tradicional discurso cuando está en la oposición, prometer lo que no hace cuando gobierna. ¿Alguien sabe de verdad lo que haría Sánchez con la reforma laboral o si implantaría el Estado laico que proclama? Ahora ha añadido como base de su programa una reforma constitucional que sería el bálsamo de fierabrás del conflicto catalán. Irrisorio. Las fuerzas emergentes lanzan propuestas económicas fantasiosas, sabiendo que nunca las llevarán a cabo. Podemos ha dado tantos giros que parafraseando al más genial de los Marx, Groucho, Iglesias parece decirnos: estas son mis propuestas, si no les gustan tengo otras. Ciudadanos busca desesperadamente distinguirse del PP, pero su baza es el pico de oro de Rivera y poco más. Nadie se cree los programas y los partidos lo saben. Por eso sus líderes acuden frenéticos a la televisión para hacerse los simpáticos y parecer guais. Es la insoportable levedad de nuestra política-espectáculo light. Política líquida.