Preparados para el debate televisivo

Daniel Ordás
Daniel Ordás LÍNEA ABIERTA

OPINIÓN

14 oct 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Las expectativas para Albert Rivera y para Pablo Iglesias cada día son mejores. Si algo necesitaban para mejorar su posición de salida era la noticia que publicaba ayer la prensa: «PP y PSOE no quieren a Podemos y a Ciudadanos en los debates electorales».

¿Que sucedería si al debate electoral van los cuatro candidatos? Iglesias y Rivera se pelearían por quién es capaz de hacer más cambios; Iglesias llamaría a Rivera neoliberal y marca blanca del PP; Rivera llamaría a Iglesias bolivariano y perroflauta. Rajoy y Sánchez contemplarían desde la distancia, echando disimuladamente gasolina al fuego, sin hacerse mutuamente mucho daño y recordando que la estabilidad requiere políticos y aparatos con más años de experiencia que Pablito y Albertín tienen de vida.

El debate a cuatro sería un desastre para Podemos y Ciudadanos. El PP y el PSOE no necesitarían presentar proyecto, porque exigirían de los «cambiadores» que detallen ese futuro de miel y rosas.

¿Qué sucedería si al debate van solo Sánchez y Rajoy? Ciudadanos y Podemos se convierten en mártires y únicos garantes de la democracia frente a la «dictadura mediática del bipartidismo». Los nativos digitales Iglesias y Rivera participarán en directo vía Twitter sin que Rajoy ni Sánchez se puedan defender. Ni Sánchez ni Rajoy se atreverán a criticar a los ausentes (si lo hicieran, perderían 170.000 votos cada vez que mencionen al adversario al que negaron el acceso al ruedo).

Rajoy dirá que votar al PSOE es votar a Podemos. Sánchez nos recordará a todos los casos de corrupción de Valencia, Madrid y ambas Castillas con todo lujo de detalles. Rajoy repasará punto por punto todos los casos de corrupción de Andalucía y de los sindicatos. Sánchez desmontará todos los errores de Rajoy en esta legislatura y algunos de los de Aznar. Rajoy recordará la herencia recibida del PSOE de Zapatero y disparará a la corrupción de la etapa de Felipe. Sánchez le frotará a Rajoy las narices con los datos económicos que irán publicando el FMI y la UE. Rajoy le recordará a Sánchez que reformar no es una virtud en sí y le preguntará por el proyecto concreto de reforma constitucional.

La prensa de derechas dará la victoria a Rajoy porque habló más pausado y Sánchez bebió más agua, lo que supuestamente muestra su nerviosismo. La de izquierdas destacará la ausencia de los emergentes y dará la victoria a Sánchez porque se le veía más fresco y su corbata hacía mejor juego con la camisa y con el color de micrófono.

Posdata: a un duelo televisivo no se va a ganar, se va a intentar no perder. Lo mejor que te puede pasar es que puedas disparar desde la retaguardia de Twitter, con un equipo de 15 informáticos, politólogos, historiadores, analistas, Google, Wikipedia y YouTube en tu sede y el equipo de La Sexta esperando en el bar de enfrente, para comentar en directo, desenfadado y sin corbata, el resultado del debate al que te prohibieron acceso, mientras ellos se dan la mano, despiden a los presentadores y se van al camarote a soportar la resaca con sus asesores, que llevan ya los aplausos en conserva y las palmaditas de consuelo bien preparados.