Cataluña: más de lo mismo

Carlos G. Reigosa
Carlos G. Reigosa QUERIDO MUNDO

OPINIÓN

29 sep 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

O sea, que ya ha quedado todo claro en Cataluña, es decir, que todo sigue igual de confuso, oscuro, incierto y caótico que antes de las elecciones autonómicas del pasado domingo. Un mal resultado este, que, sin embargo, no ha sido el peor de los posibles. Al fin y al cabo ¿qué tenemos? Pues, más o menos, lo mismo que teníamos: un lío de difícil arreglo, con una sociedad fracturada, un futuro de confrontaciones diversas y varios rudos enconos patrullando la voluntad política de muchos ciudadanos.

Es cierto que Artur Mas ha fracasado en su objetivo -único, en verdad- de obtener unos resultados capaces de sostener una declaración de independencia (insostenible, por otra parte). En esto, los independentistas de la CUP han demostrado mucha más lucidez y cordura al renunciar a declarar unilateralmente la independencia, a la vista de los resultados. La conclusión es clara y simple: ha ganado la fractura. Lo cual puede significar más Mas, una nueva convocatoria electoral (como pide Ciudadanos) o cualquier otra fórmula igualmente insegura. Como me dijo un amigo al conocerse los datos electorales: «Ya estamos llegando al punto de partida». Y quizá se trate de esto.

Porque la situación creada requiere de aproximaciones inteligentes y respetuosas por ambas partes. En este caso se cumple también la frase del papa Francisco en su reciente periplo americano: «Los muros nunca son la solución. En cambio los puentes, sí. Siempre». Yo creo que ha llegado la hora de los políticos dialogantes y sensatos, capaces de desatrancar la carreta sin empeorarlo todo. No será fácil a corto plazo, porque hay demasiada crispación y mucha impaciencia en el mercadillo político. Pero en algún momento habrá que empezar a hablar con la mente fría y los pies en el suelo.

Como dijo Winston Churchill (que lo dijo casi todo): «La democracia es la necesidad de doblegarse de vez en cuando a las opiniones de los demás». Algo que se debe tener en cuenta cuando se buscan acuerdos sensatos y no choques frontales. Hay maneras de hacer las cosas que predisponen al buen entendimiento y al acuerdo. Es algo que deberíamos estimular ahora, evitando instalarse en el desafío y la confrontación.