La espiral del silencio

Carlos G. Reigosa
Carlos G. Reigosa QUERIDO MUNDO

OPINIÓN

14 sep 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El exministro socialista Josep Borrell denunció haber sido vetado en TV3 después de que este mismo medio de comunicación lo hubiera invitado a una entrevista sobre su libro Las cuentas y los cuentos de la independencia. Borrell declaró que tal actitud se enmarca «en esa espiral de silencio que sufre Cataluña desde hace mucho tiempo y, por ello, han decidido silenciarme». Y pudiera tener razón, porque, en el caso catalán, llueve sobre mojado en determinados medios. La presencia de Borrell estaba tan acordada que al autor del libro le habían comunicado también los contertulios que iban a debatir con él. La desconvocatoria posterior parecería acreditar que en Cataluña hay medios de comunicación que no gozan de una buena salud periodística. O algo peor: que tampoco gozarían de una buena salud democrática. Quizá por ello cabría hablar de esa «espiral del silencio» que dijo Borrell. Está bien atribuirle a Maquiavelo el aserto de que «el fin justifica los medios», pero lo cierto es que esta afirmación tiene muchos padres y muchos hijos que se renuevan continuamente y que la mantienen viva y reluciente, con apenas variaciones argumentales. En el caso catalán, para algunos la frase ya no parece contener una crítica o un reproche, sino, al contrario, la aprobación y el beneplácito de una actitud patriótica. No es un buen camino para el periodismo, pero sí lo puede ser para los fines políticos. El objetivo independentista justificaría así «la espiral del silencio» en los medios afines. No soy partidario de descubrir la pólvora a estas alturas, pero creo que tampoco debe quedar sin decirse lo aquí dicho, por más que pueda constituir una obviedad. El silencio es mal compañero cuando lo que se ve sucede fuera de las normas (que uno tiene por sagradas) del buen periodismo mundial. En todas partes cuecen habas y esas coceduras tienen su explicación, pero no debieran llamarse periodismo sino propaganda. Porque si es cierto que la verdad nos hace libres, siempre estará suficientemente claro qué males nos traería su falta, urdida o secuestrada en las espirales del silencio. Rodolfo Walsh dijo que el periodismo es libre o es una farsa. Es muy difícil llevarle la contraria.