El separatismo de Mas y las pensiones de Linde

Fernando Salgado
Fernando Salgado LA QUILLA

OPINIÓN

23 jul 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Cataluña aporta a la caja común de los españoles más de lo que recibe (8.455 millones de euros, según las balanzas fiscales publicadas estos días). El creciente déficit de la Seguridad Social coloca en un brete la cuantía -e incluso la supervivencia- de las pensiones futuras. El primer dato le permite a Artur Mas, presidente de la Generalitat, hablar de expolio y justificar su deriva secesionista. La segunda constatación induce a Luis María Linde, gobernador del Banco de España, a recomendar a los jóvenes que suscriban planes privados de pensiones. Ambos, aunque ustedes piensen que se me ha ido la olla y mezclo churras con merinas, dicen la misma cosa. El separatista y el unionista sintonizan la misma onda ideológica.

La posición de Mas está clara. Si los gallegos quieren AVE y los andaluces cobrar el PER, adelante, pero no con mi dinero. La postura de Linde tampoco deja lugar a dudas: si los jóvenes aspiran a cobrar una pensión digna el día de mañana, que ahorren. Si no pueden, porque están en paro, trabajan solo unas horas o cobran una miseria, que se fastidien. Pero imaginen ustedes que todos pueden: ¿por qué, en ese caso, el señor gobernador no sugiere, en vez de abonar las cuotas de un plan privado, ingresar ese dinero en las arcas de la Seguridad Social y apuntalar el sistema?

No lo hace, queridos amigos, porque su intención es otra. El gobernador, al igual que el honorable president, solo pretende cargarse la solidaridad. Quiere enterrar el sistema público de pensiones y que cada uno cobre exactamente lo que aporta (o lo que ahorre). Y el que nada aporte, que nada cobre. No como esos campesinos gallegos, cuyas cotizaciones ni de lejos sostienen las pensiones que perciben. O, sensu contrario, como esos jubilados que, después de una larga vida laboral, cometen el error de morirse pronto, desequilibrando su balanza fiscal: perciben mucho menos de lo que aportaron. Artur Mas también defiende que cada palo aguante su vela, pero cambiando el sujeto: la comunidad que quiera AVE, o subsidio de desempleo, o pensiones no contributivas, o servicios básicos, que se los pague. Y, si no, a morir a la miñoca, que el honorable no aguanta un día más en el club.

Esperemos, al menos, que no cunda el ejemplo, puesto que la balanza intermunicipal de Galicia también está desequilibrada: A Coruña o Vigo aportan más de lo que reciben; Coirós o mi Monterroso natal, mucho menos. Confiemos en que Xulio Ferreiro o Abel Caballero no caigan en la tentación de emular al honorable y decidan independizarse para acabar con el agravio.

El separatista y el unionista colocan, cada uno a su manera, sendas cargas de dinamita en los cimientos del Estado. Le niegan su función redistributiva, consistente en que paguen más los que más tienen y reciban más los que menos tienen. La cohesión social, a hacer puñetas. Porque, vamos a ver, si cada uno dispone del médico, el maestro, el guardaespaldas o la pensión que puede pagarse, ¿para qué diablos queremos el Estado?