El papa Francisco y Cuba

OPINIÓN

19 may 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

No cabe ninguna duda de que Francisco está apostando fuerte por una transición pacífica en Cuba. Todo lo que se va conociendo en las últimas semanas apunta en esa dirección. La última noticia es bien significativa: la visita que no estaba programada en la agenda papal, que luego apareció en ella como una escala breve, se ha convertido ahora en una gira de cuatro días por el país justo antes de recalar en Estados Unidos.

Francisco sabe perfectamente lo que está en juego en esta partida. Como latinoamericano, es buen conocedor de las amplias repercusiones -más allá de sus fronteras nacionales- que tendrá todo lo que suceda en la isla en el medio y largo plazo. Conoce también la magnífica labor que el cardenal Jaime Ortega ha desarrollado en este sentido desde que en 1981 fuese promovido al arzobispado de La Habana, que no pocas veces le generó fuertes tensiones con el Gobierno cubano, que él supo soportar con paciencia, todo por el bien del pueblo a él encomendado. Para mí, la actuación de este hombre tiene una trascendencia y fecundidad similar a la que Tarancón ejerció en nuestro país.

En enero próximo se producirá en La Habana otro acontecimiento importante. Me refiero al congreso Con todos y para el bien de todos, con ocasión del 160.º aniversario del nacimiento de José Martí. Ojalá desde España seamos sensibles a todo este movimiento de cambio en una zona geográfica que tantos lazos tiene con nuestra historia.