No solo Pecas, el perrito de Aguirre, los aplaudidores de Caballero y las bicicletas de Rajoy están en campaña electoral; entra de nuevo el AVE, esa vieja aspiración de los gallegos que en vez de sueño ya es pesadilla. Ahora el Tribunal de Cuentas, que es un pasatiempos tan riguroso y tan útil como nuestro Consello de Contas, nos advierte de que el actual modelo de las líneas de alta velocidad no es sostenible. Como si de una mamandurria más se tratase.
Los sabios del Tribunal de Cuentas ya nos habían abierto los ojos sobre asuntos que desconocíamos, como que PP y PSOE pagaron gastos electorales a través de cuentas no adecuadas o que los contratos estatales están llenos de incumplimientos. Y no solo eso, también nos dijeron que sería irregular que Podemos recibiera dinero de Venezuela; cuestiones todas que ignorábamos y que hoy sabemos gracias al buen hacer y dedicación de estos abnegados trabajadores.
Y ahora nos advierte de que el AVE no es sostenible y que será una rémora para nuestra economía. No ha dicho nada de los clubes de fútbol, ayuntamientos, autopistas radiales, monumentos a la nada, partidos políticos, autonomías, Gaiases, senados, aeropuertos, juegos del Monopoly, chiringuitos varios y mamandurrias de todo tipo, que sí deben de ser muy rentables y sostenibles.
El Tribunal de Cuentas desconoce que toda España es insostenible; como el AVE. Que toda España es deficitaria; como el AVE. Que estamos en la ruina y que ahí seguimos porque nos montamos un país sobre el despilfarro y el descontrol económico. Nuestro problema no es el AVE, un servicio esencial, aunque puede que ayude; el problema es que no se quiere poner raciocinio en el gasto y están instalados en el disparate y la inutilidad. Como el Tribunal de Cuentas.