10 abr 2015 . Actualizado a las 05:00 h.
Se acaba de cerrar el ciclo de Semana Santa, con un singular éxodo de automóviles moviéndose de un lado a otro de España. Al término, la interpretación oficial de este ciclo no ha de diferir de las valoraciones correspondientes a otros períodos anteriores: millones de desplazamientos, peligrosidad de carreteras secundarias, exhaustiva vigilancia del tráfico e inexorablemente las cuentas de la tragedia, docenas de vidas truncadas en la carretera, tributo del error humano a las exigencias de la seguridad vial. Es la historia que se repite una y otra vez, como obedeciendo a esa virtualidad del tráfico que consiste en admitir el hecho de que el automóvil, tantas veces un instrumento para el progreso, se vuelve contra el hombre mismo.