Cuídate, Rosa, van a por ti

Fernando Ónega
Fernando Ónega DESDE LA CORTE

OPINIÓN

09 abr 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

¡Pobre Rosa Díez! No hay mañana que no tenga un sapo de desayuno. Un día una agrupación se le marcha entera y aterriza en Ciudadanos, el camión escoba que va recogiendo todos los descontentos de los demás. Otro se entera de que Toni Cantó cambia de escenario y se va al teatro de verdad a esperar que le ofrezcan un papel todavía más dramático. Y ayer su diputada Irene Lozano anunció que quiere quitarle el puesto de presidenta de UPyD. No me atrevo a imaginar cual será el sapo de hoy, ignoro si ya queda alguno, pero, si queda, está a punto de saltar a su plato. Lo dicen en mi pueblo y tienen razón: cuando viene la desgracia, nunca viene sola.

Es uno de los daños colaterales de Ciudadanos. El otro estrago es el que está produciendo en el Partido Popular: la también diputada conservadora Cayetana Álvarez de Toledo le dijo a Rajoy por escrito, después de escucharle en la Junta Directiva, que los buenos son los de Albert Rivera, que tienen un mejor discurso y hacen mejor política de combate. Si doña Cayetana estuviera en UPyD, estaría también anunciando su baja.

La candidatura de la señora Lozano es, en todo caso, un ejercicio democrático. No va a conmover al país, no va a alterar el frágil equilibrio de fuerzas, no provocará ninguna crisis que nos afecte a usted o a mí. Es intentar matar a la fundadora, es liquidar el mayor capital político de la formación, quizá sea un exceso de autovaloración de la aspirante, pero está bien: mejor presentar alternativa a una lideresa que desencanta que contribuir a esa imagen de abandono del barco que dieron el señor Cantó y otros sufridores de UPyD.

Las preguntas que me hago son otras. Primera: ¿es Irene Lozano otro fenómeno de liderazgo que sale de las tertulias de televisión? En apariencia, sí. Hasta hace poco era conocida por sus artículos de análisis político, pero eso no conduce al estrellato. Desde hace unos meses es, además, figura popular porque habla y discute en la televisión. Es la Pablo Iglesias y Monedero del centro. Nadie sabe la cantidad de lisonjas y empujes que se reciben cuando se sale del plató y se habla con la gente en el mercado: todos tienden al elogio desmesurado. A poco que se junte ese factor de ensalzamiento y una mínima vocación política, surge un líder o una lideresa.

Y segunda: asaltar la dirección de UPyD y cargarse a Rosa Díez ¿para qué? Si es para dar un impulso al partido, nada que objetar: todo el mundo tiene derecho a intentarlo. Si es, como parece por los indicios, para diluirse en Ciudadanos, no acabo de ver por qué hay que montar ese follón: coge uno el portante, dice buenos días, llama a Albert Rivera, le pide el carné de militante y se va. No hay por qué destruir al partido que te encumbró.