El acuerdo sobre la suspensión nuclear de Irán ha generado la esperanza de un nuevo rumbo en las relaciones internacionales con este país y el fin de una era de enfrentamientos. 36 años después de la revolución que alzó a Jomeini al poder, ni Irán ni su entorno son iguales. Irak es un terrible problema en el que, paradójicamente, Irán se ha convertido en su mejor apoyo. La ayuda que las milicias iraníes están prestando al Ejército iraquí ha sido el último empujón para un mejor entendimiento con Persia. Que el mapa de Oriente Próximo y las alianzas generadas tras la Primera Guerra Mundial están cambiando a una velocidad vertiginosa es obvio. Que Obama está desesperado por salir de este avispero dejando que los autóctonos solventen sus conflictos no es un secreto. Que Irán, sumido en una terrible recesión económica, necesitaba entrar en el mercado internacional era evidente. Una propicia combinación de intereses.