Galácticos

Mariluz Ferreiro A MI BOLA

OPINIÓN

01 abr 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El fútbol no está tan lejos de la política. Basta con repasar el manual del palco. Cuando la afición empieza a silbar, hay que pedir apoyo y unión. Ahí está el ejemplo de los radicales que, siempre que sean los propios, son unos chicos encantadores y razonables. Si continúa la pataleta de la grada, nunca está demás buscarse un buen enemigo exterior. La prensa, el entorno, Hacienda, la Liga, las televisiones, el pérfido y eterno rival o el Mossad. Cuando el malestar del socio se ha convertido en un levantamiento en toda regla, ahí están las relucientes cabezas del director deportivo y del entrenador. Lo dijo Marcello Lippi tras el enésimo batacazo del Inter: «Si yo fuera el presidente Moratti, echaría a todos, a los entrenadores y a los jugadores, pero entiendo que lo más sencillo es echar al técnico». Pero si los seguidores no han saciado su sed con sangre, la directiva puede ofrecer champán (siempre que su club tenga chequera) y comprar algún galáctico.

En la política española, los dos grandes equipos han perdido un tiempo valioso negando la mayor de la crisis y de la recuperación. Han cargado con las culpas al de enfrente refugiándose en su parroquia. Han intentado algún que otro lavado de cara con ciertas renuncias y dimisiones. Y da la sensación de que grandes y pequeños se encuentran ahora en pleno mercado de fichajes. Pero los nuevos galácticos son los economistas. Ciudadanos y Esperanza Aguirre han presentado a sus Ronaldos. Tipos con brillo académico y empresarial. Curioso. Muchos de los que empujaron el carro hacia el precipicio eran economistas con más másteres que Tiger Woods. Pero quizás ellos también puedan dibujar el mapa para salir de la crisis. Ojalá que la cosa no desemboque en el típico lamento de barra de bar: «Lo que nos hacía falta era un medio centro».