Interconexión energética

Yashmina Shawki
Yashmina Shawki CUARTO CRECIENTE

OPINIÓN

08 mar 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Esta semana se ha iniciado el camino hacia lo que esperamos que se convierta, tras tantos ajustes y varapalos, en el reflejo más positivo de la Unión Europea. Los líderes de España, Francia y Portugal, junto con el presidente de la Comisión Europea, han hecho una declaración sobre las interconexiones energéticas, básicamente un compromiso para un gasoducto que facilite el transporte rápido y barato de gas desde el norte de África hacia Europa, así como la conexión eléctrica desde Portugal hasta Francia.

La disponibilidad de energía es lo que determina que un país no solo sea competitivo y pueda desarrollar sus sistemas productivos, sino -y a la vista de lo acontecido en los últimos años- que pueda afrontar situaciones de crisis con mayor o menor facilidad. Los países europeos, excepción hecha de Noruega y el Reino Unido, carecen de yacimientos, por lo que la obtención de carburante al menor coste posible siempre ha sido uno de sus objetivos prioritarios. Durante los años de buenas relaciones con Rusia, Europa del Este disfrutó de un suministro de gas a buen precio. La crisis del gas en Ucrania del 2009 y la guerra civil actual han puesto en evidencia la vulnerabilidad del flanco oriental.

La inestabilidad en Oriente Próximo, la paralización de la industria petrolera en Libia y el enfrentamiento con Rusia han revelado que la apuesta española por un gasoducto que conecte el gas argelino con Francia es la mejor forma para obviar el chantaje ruso, a la vez que permitirá obtener ingresos extras. Obviamente, la mejor solución sería el desarrollo eficaz de las energías limpias, baratas y disponibles siempre y para todos, pero entre tanto...