Triunfalismo

Enrique Clemente Navarro
Enrique Clemente LA MIRADA

OPINIÓN

02 mar 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Si hay algo que indigna a amplias capas de la población, y no solo a las más desfavorecidas, es el triunfalismo desbordante del que hace gala Mariano Rajoy, que se presenta una y otra vez como una especie de salvador de la España en ruinas que dejaron los socialistas. Con esa coletilla de agradecimiento a los ciudadanos por haber asumido los sacrificios imprescindibles para salir de la crisis. ¡Como si hubieran tenido otra opción que soportar la avalancha de recortes de todo tipo que se les han venido encima en estos tres años! Es lógico que en tiempo electoral un presidente que quiere repetir en La Moncloa destaque sus logros, que la economía crece y se crea empleo, aunque en su mayoría sea precario y mal pagado y a pesar de que hay aún más parados que cuando llegó al poder. O que presuma de que evitó el rescate total, no el financiero con sus correspondientes imposiciones de la troika. Una cosa es eso y otra es pasarse de frenada y presentar un país imaginario que es la envidia de mundo. Es de sentido común, como diría el presidente, que con el 23,7 % de paro no se puede ser ejemplo de nada, aunque crezcamos más que los países punteros de Europa, que durante la crisis cayeron mucho menos. Pero es que, además, las alarmantes cifras de desigualdad, pobreza y exclusión retratan una realidad muy distinta de la que habla Rajoy. Quizá esa prepotencia, esa euforia desmesurada, unidas al «no vuelva aquí a hacer ni a decir nada» que espetó a Pedro Sánchez le costaron perder el debate sobre el estado de la nación. ¿Y qué piensan los españoles? Según el CIS, tres de cada cuatro creen que la situación económica es aún mala o muy mala y menos de un tercio que dentro de un año mejorará. El triunfalismo no está justificado y es contraproducente.