La sobrina del aposento

Francisco Ríos Álvarez
Francisco Ríos LA MIRADA EN LA LENGUA

OPINIÓN

21 feb 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Si un profesor se encontrase la redacción «Pidió las llaves a la sobrina del aposento donde estaban los libros», posiblemente corregiría convenientemente al escolar autor del desorden y lo invitaría a escribir «Pidió a la sobrina las llaves del aposento donde...». Pero si cayera en la cuenta de que estaba ante una cita del Quijote, seguramente el temor reverencial hacia su autor le haría tentarse la ropa antes de tocar nada.

Efectivamente, el capítulo VI de la obra de Cervantes, que trata «del donoso y grande escrutinio que el cura y el barbero hicieron en la librería de nuestro ingenioso hidalgo», comienza así: «El cual aún todavía dormía. Pidió las llaves a la sobrina del aposento donde estaban los libros autores del daño, y ella se las dio de muy buena gana. Entraron dentro todos, y la ama con ellos...».

Es difícil para el lector medio del siglo XXI saber si Cervantes se había equivocado, si esa construcción no se percibía como anormal hace quinientos años o si era un caso de hipérbaton, la figura de construcción que consiste en alterar el orden normal de los elementos de la frase. Es frecuente en nuestros clásicos: «De este, pues, formidable de la tierra bostezo, / el melancólico vacío, a Polifemo, / de aquella sierra, bárbara choza es» (Góngora). Más conocido es este de Bécquer: «Volverán las oscuras golondrinas / en tu balcón sus nidos a colgar».

En el «Pidió las llaves a la sobrina del aposento» no está claro que Cervantes recurriese al hipérbaton, pues en las figuras retóricas debe existir la intención del escritor de dar con una expresión de ese tipo. Porque, por ejemplo, «Balones para niños de goma», leído en el anuncio de una juguetería, es un anacoluto, una construcción sintáctica incoherente, no un hipérbaton.

Francisco Rico, gran especialista en el Quijote, dijo con ironía en una conferencia que el autor de esa obra nunca habría ganado el Premio Cervantes ni ingresado en la Academia Española. Tras sorprender así a la audiencia, explicó, según la reseña de su intervención, que «Pidió las llaves a la sobrina del aposento» era un ejemplo entre cientos de una frase del Quijote que hoy se consideraría ambigua o incorrecta, pero que Cervantes había escrito con un lenguaje limpio, doméstico. Y reivindicó, dice la crónica, la valentía de Cervantes, su capacidad para escapar de las normas de la escritura y para captar el lenguaje vivo de la calle, creando así un realismo nuevo que inventa la novela moderna.

Víctor García de la Concha, a la sazón director de la Academia, intervino después para explicar que «la Academia, como se vio en el caso de Pío Baroja cuando entró aquí en zapatillas, de zapatillas o con zapatillas, siempre acoge bien a los que andan a vueltas con la gramática».