El señor Green

Mariluz Ferreiro A MI BOLA

OPINIÓN

11 feb 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Todo el mundo debería conocer la obra y milagros del señor Stephen Green. En pocas biografías conviven las palabras banquero, clérigo y ministro. Fue ordenado por la Iglesia anglicana en los años ochenta. Y más tarde escribió el libro Buenos valores: reflexiones sobre el dinero, moralidad y un mundo incierto. No solo exigía legalidad. Reclamaba ética a los líderes financieros. El ensayo salió a la venta en el 2009. Green presidía entonces la filial suiza del banco HSBC, que durante esa etapa fue un Santo Grial para evasores fiscales. El autor del manual de las buenas intenciones mandaba en una entidad a la que se le han quedado los pies fríos después del tirón de la manta de Falciani. Tras su aventura suiza, Green cruzó las puertas giratorias, pero a la inversa. Fue ministro de Comercio entre enero del 2011 y diciembre del 2013. Al parecer, pese a que el tufo a estiércol se desprendía de ciertos titulares de la prensa inglesa, en Downing Street nunca se abordó el oscuro pasado del miembro del Ejecutivo. El propio Green se ha negado a responder al periódico The Guardian sobre el asunto. «Por una cuestión de principios no realizaré comentarios de los negocios de HSBC, pasados o presentes», dijo. Quizás más por una cuestión de finales que de principios. La prensa británica recuerda estos días que Green renunció voluntariamente a sus bonus cuando más arreciaba la crisis de los bancos en el Reino Unido. Pero añade que, a pesar de todo, consiguió acumular una pensión de 19 millones de libras, considerada «importante hasta para los estándares de la City londinense». Hay que admitir que, como mínimo, Green decía una verdad en su libro. Este es un mundo incierto.