La tía de Astorga

Ernesto Sánchez Pombo
Ernesto Sánchez Pombo EL REINO DE LA LLUVIA

OPINIÓN

24 ene 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Si no fuese por la tía de Astorga, a la que con tanta insistencia apeló Guillermo, el hijo de Luis Bárcenas, estaríamos hablando de otras cosas y las sesiones de terapia y autoayuda del PP, también llamadas convención, serían como una balsa de aceite. Pero la tía de Astorga ha querido que la reunión de los populares pueda quedar oscurecida por la sombra del extesorero. O lo que es peor, que se convierta en un calvario, pendientes de lo que pueda decir o hacer.

Fue la tía de Astorga, tía de Guillermo, la que dio el último empujón para que el exdirigente popular abandonase Soto del Real. No queda muy claro si fueron 50.000 o 60.000 euros, pero en todo caso la tía puso lo que faltaba. Por eso, en este divertidísimo episodio lo importante no es Bárcenas, ni el juez, ni los presos del módulo cuatro; es la tía de Astorga. Sin ponerle rostro, sabemos de su generosidad, esfuerzo y su alto concepto de la familia. De no ser por ella, a estas alturas ignoraríamos que Luis ha sido fuerte y que el PP no tiene nada que temer.

Desde la noche del viernes, todos los que creemos que Bárcenas no es el único golfo caradura y que alguien más ha de apechugar con el pillaje, tenemos una tía en Astorga. Como Guillermo. Esa tía que hizo posible que el que pagaba los sobresueldos recuperase el paisaje y que pudiese recordarnos que hizo lo que Rajoy le pidió. Esa que permitió que escuchásemos que Lapuerta le entregaba los sobres al mismísimo Rajoy y la que puede convertir la terapia del PP en una cumbre de temblores y angustias. Nunca pagaremos lo que hizo por todos nosotros la tía de Astorga.