El conjunto de países árabes que han constituido el abastecimiento de petróleo necesario para los países occidentales industrializados empieza a dar muestras de un cambio estratégico de gran magnitud, con efectos todavía desconocidos. Primero, el precio del crudo ha bajado y estos países petroleros se encuentran con una nueva situación económica que puede afectar a la estabilidad política de las monarquías del golfo, desde Kuwait, hasta Catar, pasando por Arabia Saudí. Por eso los americanos acumularon grandes efectivos navales en el golfo pérsico e intervinieron en las llamadas guerras del Golfo contra Sadam Huseín. Estaban asegurando el petróleo para el mundo occidental.
Pero ahora las cosas han cambiado, el petróleo lo consiguen en su propio país con el fracking. Además, están más interesados de lo que ocurre en el Pacífico con China. También Irán está negociando con Estados Unidos acuerdos nucleares. Por eso los países árabes reunidos en Doha (Catar), en el Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), han acordado establecer fuerzas conjuntas para cubrir la defensa que antes hacían los americanos.
Las circunstancias estratégicas en Oriente Medio han cambiado y no sabemos hasta dónde puede llegar el terrorismo del Estado Islámico. Por otro lado, Irán es aliado de Siria, mientras que los países del golfo quieren derribar el régimen de Assad.
Así pues, lo que ocurre en Oriente Medio, con Israel en el centro del conflicto, es muy difícil de entender. Cada vez es más complicado.