El virus de la esquizofrenia

Fernando Medina

OPINIÓN

12 oct 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Llegó el seis de octubre. Y comprendimos que el ébola no es una enfermedad de africanos y de unos cuantos irresponsables subidos temerariamente a lomos del monstruo. No podía ser de otra manera; la desgracia ha tenido que golpear a la Madre, en este caso la capital de España; en la cara y personalizada en una mujer blanca de clase media. Insólito y abrumador. No han sido suficientes tres mil muertos o testimonios legítimos como el de Médicos sin Fronteras; ni siquiera la reacción ya tardía de la Organización Mundial de la Salud ha convencido a occidente de la verdad: que el ébola es real, es peligroso y urge encontrar una solución.

Pero no voy a entrar en disquisiciones científicas, declaraciones apocalípticas, o análisis de responsabilidades. Descubrir si fue primero el huevo, la gallina o la ministra, el traje o el perro no es el objetivo de estas líneas. La sociedad vive estos días asustada, yo diría inmersa en el pánico, y ello merece una reflexión. Es indudable que miedo y supervivencia fueron de la mano en perfecta armonía desde el principio de los tiempos, obligando aquél a la reacción para preservar esta.

El problema es que la armonía se ha roto, y no es la primera vez. El miedo que observo es masivo, esquizofrénico y descontrolado. Efecto perverso de esta Sociedad globalizada, la de la comunicación sin límites, la de la libertad protegida por Papá Estado a cuenta del cada vez más dudosamente llamado Bienestar, que parece que otorga patente de corso a toda vilipendia o despropósito posible. Miren cualquier periódico, naveguen en la web, cambien de canal, tomen un café en la esquina. Dimisión ya no se asocia a corrupción, ni Excalibur a espada, ni traje a empleado de banca, ni fiebre a gripe otoñal. Bienvenidos al apocalipsis. No se pierdan la película Contagio. Quizá se pongan más a tono. Yo sigo en África. Al final aquí estamos más tranquilos. Y si vuelvo a España, no se preocupen. Lo haré por motivos humanitarios. Por cierto, aquí la esquizofrenia no se estila. La gente ya tiene suficientes problemas.