La firma

César Casal González
César Casal CORAZONADAS

OPINIÓN

28 sep 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Lo avisó. Lo preparó. El Parlament lo dispuso. Y lo firmó. Artur Mas ya está en la Historia, una Historia que, como todas, será muy distinta según quién la cuente con el paso y el peso del tiempo. Villarroel, para unos, cambio de bando este hijo de un militar gallego; para otros, héroe catalán, que murió preso en el castillo de san Antón en A Coruña. Pero ya estamos sobre el borde. En el filo que corta. El viento del precipicio. La maquinaria del Estado en marcha. Qué expresión: la de maquinaria del Estado. Suena fuerte. Pero el problema no es una hoja muerta que cae en otoño. El problema ha crecido hasta casi el infinito y más allá de Vic y de Burgos. Según encuestas de la Generalitat, el sí en un referendo estaría garantizado. También parecía garantizado en Escocia. Pero saltó la sorpresa y por once puntos, menos en Glasgow. Siempre se vota con el bolsillo. Las clases medias en Escocia optaron por el no a lo nuevo. Lo nuevo siempre atrae al miedo. Los bancos que dicen que se van. ¿Qué hacemos sin libra? El mismo miedo que se busca agitar en Cataluña. Cuidado con las banderas. En este país, la paz siempre duró poco, fue escasa. Ahora llevamos décadas. ¿Qué hace Cataluña sin euros? ¿Y los bancos? Lo peor es no hablar. Así empieza lo malo, como la novela de Javier Marías. Ya estamos sobre la frase tremenda de William Faulkner: «Entre la nada y la pena, elijo la pena». Otra frase suya parece profética: «La vida es un camino sin retorno». En esa senda estamos.