El no a la separación

Yashmina Shawki
Yashmina Shawki CUARTO CRECIENTE

OPINIÓN

20 sep 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Las últimas semanas han sido frenéticas y no solo para el Reino Unido. El referendo por la independencia de Escocia, un plebiscito que, en principio, se autorizó para confirmar el statu quo, acabó degenerando en una carrera por ofrecer más a cambio de quedarse en el Reino Unido. Por suerte para Cameron, las encuestas que, en un giro inesperado dieron el triunfo a la secesión, confirmaron que la opinión no es definitiva hasta que no se emite el voto. Con un 11 % de diferencia, ganó la permanencia en la Union Jack, siendo significativo que la separación triunfara en la ciudad más rica y próspera: Glasgow. Mientras los países de Europa del Este, incluida Ucrania, se han esforzado por incorporarse a la UE, a los del Oeste cada vez nos apetece más marcharnos. Y lo mismo pasa con algunas regiones de los países. En el trasfondo, el mismo asunto: el dinero. Las regiones que hasta no hace mucho no eran tan boyantes, como Escocia o Flandes, ahora que se encuentran en una posición mejor buscan una independencia que les permita gestionar sus recursos. Un objetivo muy razonable. Lo que no es lo es tanto es utilizar como excusa la identidad nacional, emplear como método el chantaje ideológico y hartarse de hacer acusaciones sobre la privación de derechos con reinterpretaciones poco rigurosas de la historia. El caso de Cataluña es el inverso: la corrupción, la crisis económica y la negativa del Gobierno a aumentar la financiación se ha saldado con una pataleta independentista disfrazada de autodeterminación. Una jugada tan peligrosa como la de Cameron, pero que puede tener un resultado aún peor.