El Ferrari de la animación

Manuel Cristóbal

OPINIÓN

14 sep 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

ara todos los que amamos la animación, Ghibli es algo especial. En cierto modo, el estudio japonés creado por Hayao Miyazaki e Isao Takahata es el Ferrari de la animación. Han sabido crear películas únicas y especiales a la vez que se mantenían fieles a la animación 2D. En 2012 gracias al apoyo del ICEX y la embajada española pude ir a Japón y conseguir una cita con Isao Takahata para hablarle de Arrugas. Ignacio Ferreras, el director de Arrugas, lo considera su maestro y Ghibli distribuye contadas películas extranjeras... ¡había que intentarlo! Pude visitar su museo, singular y mágico, disfrutar de su cafetería privada adornada con dibujos de Lasseter, Stanton, Ocelot y otros grandes maestros admiradores de Ghibli y visitar el estudio donde terminaban La leyenda de la princesa Kaguya, la última película de Takahata. Fue algo especial, porque el cuidado, el mimo y el virtuosismo de Ghibli es algo único y sus artistas auténticos artesanos. Fondos pintados a mano y otras maravillas no resultan baratas y durante muchos años fueron posibles porque sus películas eran números uno en Japón y tenían un considerable éxito internacional.

En la entrevista que mantuve con Takahata le conté qué era Arrugas, le enseñé secuencias y llegó a decirme «esa película debería haberla hecho yo», lo que sentí como un mareante halago. Quedamos en que le enviaríamos la película subtitulada al japonés para que pudiera verla. Un año más tarde Ghibli compró Arrugas para distribuir en Japón y Takahata nos sorprendió escribiendo una preciosa carta. En la cafetería privada de Ghibli hay un dibujo de Ignacio Ferreras al lado del de muchos maestros.

Todos los que amamos la animación queremos que Ghibli siga de una manera u otra y me emociona cuando mi mujer les pone a mis hijos de 5 y 4 años Totoro o Ponyo, del maestro Miyazaki, y Pompoko, del maestro Takahata. El relevo está dado.