El incierto futuro del PSOE

Manuel Lago
Manuel Lago EN CONSTRUCCIÓN

OPINIÓN

18 jul 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

La elección de su secretario general en una votación directa de sus militantes es, sin duda, un paso positivo en la renovación del PSOE. Más allá de las críticas al proceso, especialmente a la influencia que pudo tener la estructura del partido en la toma de la decisión por las bases, las elecciones primarias son una primera respuesta a la demanda de la ciudadanía de transparencia y democratización de los partidos políticos.

Pero el Partido Socialista no debería perder demasiado tiempo en celebraciones. Lo que ha hecho es la parte fácil. Lo difícil viene ahora: presentar un proyecto ilusionante y creíble a su base social, recuperar la confianza de sus votantes, en especial a los que ha ido perdiendo en los últimos años, cambiar la percepción negativa que dejó su gestión de la crisis.

No le va a resultar fácil que se olvide del giro radical de mayo del 2010, cuando Zapatero rompió con sus compromisos y empezó a aplicar la política de austeridad impuesta por la Unión Europea al dictado de Merkel. La socialdemocracia europea en su conjunto, y la de los países del sur en particular, han sido incapaces de ofrecer una alternativa de gestión de la crisis diferente a la de los conservadores. Han compartido un único discurso, el de los recortes de los derechos laborales y sociales, aunque con acentos diferentes.

Reconocer este error y formular una propuesta diferente y creíble tiene que ser el primer paso para reconstruir un proyecto político que está gravemente amenazado. No son estos tiempos fáciles para nadie y menos para el PSOE. Las legitimidades históricas se han roto y ahora cada partido, cada organización, cada institución, se la tiene que ganar día a día, acertando con sus decisiones.

Y tienen que saber que, si se equivocan, no hay red de seguridad que les proteja. Se vio en Grecia, donde un Partido Socialista histórico se ha convertido en casi marginal. Esta pasando en Cataluña con el propio PSC que, en muy poco tiempo, ha transitado de ser un partido central a situarse en una vía muerta. Si la nueva dirección del PSOE se equivoca, el proceso de reformulación del espacio político de la izquierda que está en marcha en España lo puede colocar en una posición irrelevante.

Al que le parezca esta idea un exageración sin sentido, que piense en un más que posible escenario en las próximas elecciones municipales y autonómicas. Por ejemplo en Madrid, con el PP como primera lista y una candidatura de Izquierda Unida?Podemos con más diputados o concejales que el PSOE. ¿A quién le daría Pedro Sánchez el gobierno de la comunidad o del ayuntamiento, a Esperanza Aguirre y Ana Botella o a la izquierda que lo acaba de derrotar?

Estamos en un cambio de ciclo político, en una nueva época. En el pasado, el PSOE estaba acostumbrado a gobernar apoyándose en los votos de la izquierda, pero eso ya pasó a la historia. Ahora va a tener una relación mucho más compleja con organizaciones que ya no se conforman con ser complementarias, sino que le disputan la hegemonía de la representatividad de la izquierda.